miércoles, 5 de febrero de 2014

CINE FÓRUM: JENNIE (Portrait of Jennie de William Dieterle, 1948)

Hoy traemos a nuestro cine club particular la pregunta del millón: ¿Puede el amor durar eternamente? O lo que es lo mismo: ¿Es el amor más poderoso que la propia muerte? El director, William Dieterle, y el productor, David O. Selznick —se nos antoja que más el segundo que el primero, ahora veremos—, responden a esta cuestión con una obra maestra:


La cinta narra cómo Eben, un pintor sin suerte (Joseph Cotten), se encuentra un día en el parque con Jennie, una niña muy particular (Jennifer Jones, regular caracterizada como jovencita, dada su edad). La pequeña viste como si perteneciera a otra época y se refiere a hechos acaecidos hace varias décadas como si estuvieran sucediendo en ese momento. Eben se queda prendado de Jennie y se pregunta si no ha sido todo una alucinación.

Jennie es en realidad una adaptación de la novela de Robert Nathan a cargo de hasta cuatro guionistas, siempre con la supervisión-intromisión de Selznick —el productor que no sabía o no quería delegar—, todo para conseguir un producto que sirviera de lucimiento a su descubrimiento personal, y a la sazón esposa, Jennifer Jones. La cinta es un melodrama fantástico que reflexiona acerca del amour fou, con un ambiente onírico, muy bien realizado desde la parte técnica e interpretado con el mismo tono melancólico por todo el reparto.

Al estilo de Sueño de amor eterno (Peter Ibbetson de Henry Hathaway, 1935), Eben y Jennie se encuentran media docena de veces y se van enamorando siempre como en un sueño. El largometraje se estructura entorno a esos seis encuentros en donde vemos como Jennie va creciendo paulatinamente. Selznick, en un principio, consideró la opción de contratar a varias profesionales para que dieran vida al personaje principal en sus sucesivas etapas, pero finalmente desechó la idea por el riesgo que corría al depender de tantas actrices para la película. Suponemos que también tomó esa decisión para ahorrar un dinero que luego empleó en presentar a su mujer tan maravillosa como de hecho sale en pantalla, siempre como envuelta en una aureola, apareciendo y desapareciendo de forma mágica.

Para el papel de Eben, Selznick se decidió por Joseph Cotten (se llevó un premio en Venecia por su trabajo en el filme) que actúa casi con el mismo registro que en El Tercer Hombre. Eben se comporta como perdido, esperando que aparezca Jennie en el momento menos pensado, en el parque, detrás de un árbol, o en el portal de su casa. El personaje deambula por la historia sin saber qué pensar acerca de su extraña relación con una persona que parece existir sólo en su imaginación.


William Dieterle, suponemos que atado por corto por Selznick, rueda el drama romántico con un tono expresionista ayudado por la excelente fotografía de Joseph H. August, técnico nominado por su trabajo al Oscar y tristemente desaparecido antes de finalizar el filme. No era la primera vez que Dieterle se enfrentaba a una película rodeada de niebla y claroscuros, o a una cinta fantástica: Fog over Frisco (1934) o El Hombre que vendió su alma (All that money can buy, 1941), respectivamente, son algunos ejemplos dentro de una filmografía repleta de muy buenos largometrajes.

Para resumir, sólo decir que Portrait of Jennie es el típico producto made in David O. Selznick: la cuidada adaptación de un novelón, con muy buenos decorados, excelsa fotografía, música envolvente (primero de Bernard Herrmann, despedido por Selznick, pero dejando en la cinta el tema que canta Jennifer Jones; y después, a cargo de Dimitri Tiomkin, plagiando, según sus compañeros, temas de Claude Debussy) y un excelente reparto, con dos grandes damas de la actuación acompañando a Cotten y Jones: Ethel Barrymore y Lillian Gish.

Y ahora vayamos, como siempre, a hacer un esbozo de análisis de una de las escenas de la película. Estamos en la segunda mitad de la cinta y asistimos a uno de los seis encuentros entre Eben y Jennie:



La secuencia dura ocho minutos aproximadamente y se divide en dos partes: el encuentro nocturno y el posterior paseo por la ciudad, y la escena que transcurre en la buhardilla de Eben.

En la primera parte, Eben pasea por el parque y, mientras se pregunta si es víctima de una especie de encantamiento que supera el paso del tiempo, aparece Jennie de entre las sombras, a contraluz de una farola. El efecto es mágico y, si bien la cinta ganó el Oscar a los mejores efectos especiales, el plano de  la silueta de Jennie acercándose en la oscuridad parece que se debe más a la habilidad del director de fotografía que a otra cosa.

Eben y Jennie hablan con la melancolía que preside toda la película, con cierta ambigüedad en los diálogos, aludiendo al tiempo y al paisaje con tristeza, a veces como si la otra persona no estuviera presente, como si estuviesen hablando en sueños. A continuación pasean de madrugada por una ciudad que duerme, vacía, muy adecuada para el entorno onírico de la secuencia. La presencia del puente al final de esta parte de la escena es muy simbólica: Jennie comenta que nada separará a los amantes, mientras el viaducto se convierte en una metáfora al representar el enlace entre los dos mundos, el real y el del más allá; la misma conexión que mantiene unidos a Eben y a Jennie.  

La segunda parte transcurre en el estudio del pintor. Eben da los últimos retoques al cuadro mientras Jennie posa envuelta en la niebla. Ella se mantiene en un estado intermedio entre un mundo y otro, como si estuvera a punto de desvanecerse. La fotografía de nuevo es perfecta para reflejar esa sensación de alucinación, de ensueño. En especial cuando Jennie se duerme. Dieterle cambia del plano medio al primer plano y vemos como a Jennie se le van cerrando los ojos mientras habla del futuro, del destino. Y aquí viene lo mejor de la secuencia: Jennie permanece inmóvil, como congelada. Parece que se haya quedado así para la eternidad, como quedará en el cuadro que Eben está pintando, rodeada de una luz que difumina su figura. Sencillamente fantástico.

Eben la despierta de una especie de trance. ¿Dónde estamos?, pregunta ella cuando el espacio y el tiempo no parecen tener importancia en una relación que traspasa ambas dimensiones. Después, se acercan al cuadro ya terminado — insistimos en lo que representa una pintura con respecto al tiempo: un retrato perdura más allá de la vida del que lo pintó y de su modelo— y a continuación contemplan otros dibujos del pintor; algunos no presagian nada bueno, como se verá más tarde (es el elemento de suspense que guarda la película hasta la conclusión y que no vamos a desvelar).

La secuencia finaliza de la misma forma que comenzó, con la mágica desaparición de la protagonista. Esta vez Dieterle se vale del pañuelo que Jennie lleva a lo largo de la película y que viene a demostrar que la presencia de la mujer en la vida de Eben no ha sido un sueño. Jennie se lo coloca delante para desvanecerse como un fantasma ante la cámara en otro efecto que se debe más al montaje y a la fotografía que a cualquier otra técnica. De nuevo, sensacional.

Espero que les haya gustado.

Ver Ficha de Jennie.



Y muy pronto... CENIZAS PARA UN BLUES.

16 comentarios:

  1. Peculiar Selznick, todo un referente de la época dorada de Hollywood y que se ha convertido ya en un personaje mítico.
    Seguramente, lo de Jennifer Jones, se debió a su empeño por lanzar la carrera de la que era su esposa.

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    1. Un hombre de cine, obsesionado por la perfección, ese era Selznick. Trabajó en la Metro y luego se hizo productor independiente, de los pocos que había en la época de las grandes productoras. Intervenía tanto en las películas que practicamente las dirigía él, igual con los guiones. Fíjate que en Jennie escribieron (con él) hasta cuatro guionistas, el prestigiosos Ben Hecht entre ellos. Pero llevaba el control de todo, en el apartado musical tuvo sus más y sus menos con Bernard Herrmann al que despidió (colaborador habitual de Hitchcock, por cierto el maestro del suspense también trabajó para Selznick, tenía un contrato que finalizó un año antes que "Jennie" con la fallida "El Proceso Paradine", pero habían hecho juntos "Recuerda" y, sobre todo "Rebeca"). En fin, como dices un referente de la mejor época del cine de Hollywood.

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  2. Toda una lección de cine amigo Ethan, para releer y aprender, completando todo ello con la revisión de la película.
    Me ha gustado mucho.

    Un abrazo

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    1. Me alegra que te haya gustado, procuro elegir secuencias que digan algo al espectador y que sean una buena carta de presentación de la película, que inviten a verla entera a los que aún no hayan tenido la suerte de visionarla.
      Un abrazo.

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  3. Nos ha encantado. ¿Cómo no, Ethan? Es una obra maestra sin paliativos. Muy acertada tu comparación con El Tercer hombre en la actuación de Joseph Cotten, por cierto. A mí me maravilla la fotografía de este Nueva York atemporal que se nos ofrece aquí. Me encantan esos planos que estñán filmados como si los viéramos a través de un lienzo que no entiende de separaciones en el tiempo. Es como un milagro donde se mezclan las épocas. Y maravillosa también la actuación de Lillian Gish. Todo lo que pueda decir de esta película son alabanzas. Hasta la música. Hay una canción que suena en la cabecera pero que no es cantada en la película. Esta cancón fue interpretada por Nat King Cole en aquellos años. Se titula "A portrait of Jennie" Un abrazo, Ethan. Me encantó el post.

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    1. Joseph Cotten participaría en "El Tercer Hombre" al año siguiente (también producida por David O. Selznick). La fotografía es para enseñar en las escuelas de cine, una secuencia tras otra. En la escena elegida, al principio, cuando se encuentran Eben y Jennie, se abrazan y comienzan a hablar, sólo tienen parcialmente iluminada la cara. En el apartamento hay diferencia de iluminación en los rostros de ambos, cuando el pinta, está como en sombras mientras ella permanece en medio de una neblina. Un trabajo muy cuidado con un resultado asombroso. Los planos que dices, los de transición entre una secuencia y otra, son estupendos, con una rejilla que quiere simular un lienzo, todo en consonancia con el tema de la película, la inmortalidad de las almas.
      Lillian Gish tiene un pequeño papel como monja del convento, la profesora preferida de Jennie, y está como siempre, estupenda. También Ethel Barrymore que comparte cartel estelar con la pareja protagonista. Los Barrymore tenían mucho peso entonces jajaja. Un abrazo, me alegro de que te haya gustado.

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  4. Sí que es una peli especial y mágica. A mí también me parece una maravilla. Como bien dices, trata sobre el amour fou (amor loco, más o menos traducido, como otra, pero de otro modo, como Vértigo, de entre los muertos) de una forma muy poética y triste, como si de una ensoñación se tratara; ese aspecto está magistralmente plasmado por Dieterle. Ya llevo tiempo tratando de volverla a ver. No creo que espere mucho más.
    Un saludo, ethan. Estupenda entrada sobre una inolvidable peli protagonizada por un dúo de actores con carisma.

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    1. Es verdad que "Vertigo" (bastante posterior) tiene también ese ambiente onírico, poético y hasta de amor necrológico, como en la primera mitad de "Laura". Con este último filme "Jennie" tiene otra cosa en común: una pintura que hace que el personaje cobre vida aunque no esté presente, igual que en "Rebeca". Películas todas ellas obras maestras del cine.
      Saludos.

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  5. Un análisis excelente, Ethan, como de costumbre. Joseph Cotten es un actor de Olimpo del cine.
    Saludos.

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    1. No te creas que es de mis actores preferidos, pero aquí está muy bien. Para mí su mejor película es la de Hitchcock, "La sombra de una duda", aquel tío Charlie malo, malísimo.
      Saludos.

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  6. La conozco pero no la he visto. Suelo ver durante mi semana algunos clásicos, como algo fijo alguno (s) pero siempre falta. Quiero ver la actuación de Jones. Me recuerda a la de la esposa de Clouzot en Las diabólicas, que para mi sorpresa siendo honesto me gusto más que la interpretación de la famosa y admirada Simone Signoret. Hay actricez/actores que tienen la firmeza para generarse "favores" pero aprovecharlos muy bien, con firmeza. Espero verla pronto. Un saludo.

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    1. "Jennie" es un clásico, pero un clásico entre los clásicos, me da la impresión de que se convirtió en eterna, como su protagonista, desde el momento en que se estrenó. Un saludo.

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  7. "Solos en el mundo Jennie y Eden mientras la ciudad duerme" .
    Claro que eso era antes ahora New York es la ciudad que nunca duerme y en estos días de frío y nieve es un placer regresar al pasado y pisar sus calles nevadas desde el lienzo de un pintor que por fin encuentra el amor para dar vida a sus obras.
    Es un placer regresar a tu espacio Ethan de la mano de una obra maestra.
    Un saludo.

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    1. Pues has definido muy bien el tema central de la película, desde el punto de vista de Eben: un pintor que busca algo que revolucione su obra, y lo que encuentra es el amor: el retrato de Jennie es un punto de inflexión en su vida y en su obra.
      Un saludo

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  8. ¿Alguien sabe como se llama la canción cuando se ve el velero en el faro? Gracias

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    1. Pues no sé... Los temas son de Debussy y Marcos ha apuntado la canción "Portrait of Jenny" más tarde cantada por Nat King Cole. La banda sonora es de Dimitri Tiomkin.
      Saludos.

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