domingo, 10 de mayo de 2015

CINE Y TAPAS: LOS GIRASOLES (I Girasoli de Vittorio de Sica, 1970)


Hoy traemos a nuestro “master chef” particular un melodrama que fue muy famoso en su día y que aún se recuerda con cierta nostalgia. Una película de Vittorio de Sica a la que ya no le queda casi nada del Neorrealismo que lo encumbró a pesar de contar en el guión con el padre de aquel movimiento cinematográfico: Cesare Zavattini.



Sólo el fondo bélico y la trama de posguerra podrían cuadrar, pero las reglas del Neorrealismo se rompen en pedazos cuando De Sica se permite todo tipo de recursos técnicos, y cuando la pareja estelar es tan conocida como Sophia Loren y Marcello Mastroianni, ambos intérpretes muy vinculados a De Sica y al productor, Carlo Ponti.

El argumento es también conocido: la pareja de jóvenes a los que les une la guerra y a la vez los separa. Al terminar la contienda, sin tener noticias uno del otro, romperán con el pasado para comenzar una nueva vida, encontrarán otro amor y tendrán hijos de sus nuevas parejas. Así, hasta que se vuelvan a encontrar años más tarde. Estructurada en dos partes, la primera con algunos tintes de comedia y resuelta a base de flasback, explica la relación de la pareja protagonista desde que se conocen hasta que Marcello es llamado a filas; y la segunda, más dramática, comienza cuando ambos se encuentran tras años de separación.




Del filme destaca la música de Henry Mancini, nominada al Óscar con toda justicia, y la puesta en escena de De Sica cargada de metáforas. Algunas tan evidentes como la lluvia en el reencuentro, y el apagón que les obliga a verse en la oscuridad para amarse como antaño. Cuando vuelve la luz, ambos regresan a la realidad de sus nuevas vidas, se ven envejecidos  y se dan cuenta de que ya nada volverá a ser igual.

Escenas bucólicas y despedidas en los andenes son recursos algo manidos, pero que funcionan bien en el dramón que De Sica nos propone. Un cinta correctamente resuelta desde la parte técnica con la única pega del uso —aunque no abuso— del zoom típico de esos años.


La inclusión de la película en nuestra apetitosa sección tiene su porqué en la siguiente escena. Debe ser la tortilla con más huevos de la historia del cine…      



Y ahora las tapas:

Las Golondrinas (Calle Antillano Campos, 26, Sevilla)

Volvemos al barrio de Triana para encontrarnos con otra de sus tabernas más típicas y mejores de la ciudad. Inaugurado en 1962, el bar Las Golondrinas toma su nombre del célebre poema de Gustavo Adolfo Bécquer y pronto se convierte es uno de los lugares obligados para un recorrido de tapas por Triana. Escondido en un estrecho callejón, sin embargo es conocido por toda Sevilla gracias a sus puntas de solomillo —nadie las hace igual— y sus rábanos con aceite y sal. Dos platos que te salen solos cuando el camarero te pregunta ¿qué desea tomar?


Entre fotos de la Semana Santa y azulejos de la Esperanza de Triana, podrás tomarte una manzanilla helada mientras disfrutas de otras tapas como chipirones, chuletitas de cordero y champiñones; o de aliños de todo tipo, desde zanahorias, hasta remolachas. Con una selecta oferta de vinos, no esperes raciones demasiado elaboradas; no se echan de menos. Productos de la tierra cocinados como siempre en un bar de siempre, eso es Las Golondrinas; ni más ni menos. 

Allí nos vemos.



12 comentarios:

  1. Ay, "Los girasoles" tiene uno de esos finales que me hacen derramar lagrimitas...

    Me apunto el bar (que no lo conozco) para cuando cruce el puente de Triana, que no salgo de la Macarena, jeje.

    Un saludo

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    1. De Sica sabe como tocar la fibra sensible del espectador, ya sea con alguien que ha perdido una bicicleta o con una pareja que se ha perdido los mejores años de su vida.
      Imperdonable que no conozcas "Las Golondrinas" jajaja. Te va a gustar, ya verás. Ojo que tienen un local nuevo, cerca de allí, ponen las mismas tapas, así que también vale.
      Saludos.

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  2. Respuestas
    1. De las de antes, bien tejida por el director que además cuenta con esa pareja de actores en los que se nota la complicidad de años trabajando juntos.

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  3. Yo creo que esta peli la vi empezada hace muchos años (jo, cómo pasa el tiempo), pero como dicen más arriba...recuerdo todavía ese final. Tengo que revisarla algún día.
    Un saludo.

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    1. Los años han pasado por ella también y ese objetivo al que se le escapa el maldito zoom de vez en cuando es un fastidio; pero aun así se deja ver con agrado, y sí para el final hay que tener a mano un pañuelo.
      Saludos.

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  4. A mi también me ha gustado. Coincido contigo que ha envejecido mal. En la sociedad actual puede ser un tanto melodramática. Pero como la mayoría de las películas de De Sica.
    Un saludo.

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    1. Estos melodramas es lo que tienen, no resisten muy bien el paso de los años, pero la cinta contiene secuencias tan buenas como la de la tortilla con los dos actores practicamente jugando entre ellos y muy naturales. Eso es labor también del director, uno de los que mejor supo rodar dramas como si fueran documentales.
      Saludos.

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  5. Hace tanto que la ví que apenas recuerdo, pero sí que era triste, al menos al final. Y la música, esa siempre es la que más se recuerda.
    ¡Vaya pareja que hicieron Sofia y Marcelo! italianazos y guapos, parecian matrimonio en la vida real..¡ esa escena ..y vaya tortilla..! jaja

    Hace unos dias estuve por allí, por los "sures", por Sevilla de pasada pero ¡mare mía..qué tapas..qué aliños..que caló..y qué bonita tierra tenéis!

    Un abrazo, Ethan

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  6. Y menos mal que no le echó cebolla jajaja.
    Espero que te lo pasaras muy bien por aquí, desde luego bares de tapas no se puede decir que no haya. Hay tantos y tan buenos que tenemos sección para rato.
    Un abrazo.

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  7. En este celebrado melodrama romántico cabe destacar la habilidad narrativa de un Vittorio De Sica (entregado desde el cierre de su etapa neorrealista a la fabricación de comedias y melodramas de corte popular) que supo tocar las teclas adecuadas para que el espectador de la época disfrutara, sufriera y llorara con la odisea romántica de la pareja protagonista. Eso sí, ayudado eficazmente por la envolvente partitura de Henry Mancini y unos espléndidos (como siempre que trabajaron juntos) Marcello Mastroianni y Sophia Loren.
    Un saludo.

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    1. Me imagino a Vittorio de Sica tomando apuntes en su época de actor con Mario Camerini, con aquellos melodramas y comedias de los que debió aprender y mucho para su etapa de director.
      Saludos.

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