viernes, 11 de octubre de 2013

MANDO SINIESTRO (Dark Command de Raoul Walsh, 1940)


Con la perspectiva que da la historia del cine, a la hora de abordar una película determinada, hay veces en las que uno se sorprende cuando descubre encrucijadas, lugares comunes, encuentros entre los profesionales que participaron en ellas; inicios de posteriores colaboraciones o verdaderos puntos de inflexión en las carreras de actores, directores, escritores o técnicos. La cinta de hoy es uno de tantos ejemplos.

 

Vayamos primero a un rápido comentario de la cinta para después adentrarnos en las relaciones entre aquellos que trabajaron en este filme de la Republic:

Dark Command podríamos describirlo como un western pseudo-histórico ya que relata los sucesos acaecidos en Kansas, en la guerra de Secesión, centrados en la figura de Cantrell (Walter Pidgeon) un cacique que se transforma en el jefe de una banda de delincuentes que siembran el terror al amparo de la guerra civil. El argumento se basa en los hechos reales acaecidos en la región cuando unos confederados comandados por Quantrill (evidente el parecido del nombre) aprovecharon el conflicto bélico para saquear, robar y matar a civiles de ambos bandos. Las andanzas de Quantrill fueron cortadas de raíz —igual que su cabeza— cuando el ejército de la Unión acabó con su banda en una emboscada. En la cinta, sin embargo, la lucha contra Cantrell se distorsiona convenientemente para que la protagonice John Wayne y para que haya un triángulo amoroso entre los dos contendientes y la bella Claire Trevor.

A pesar del poco adecuado papel de villano para un "bonachón" como Walter Pidgeon, la película posee el vigor narrativo de las mejores cintas de Walsh, destacando en especial el final apocalíptico, con el incendio de toda una ciudad, y la relación entre Cantrell y su madre. Aunque diferente, dicho vínculo se encuentra muy en la línea de los personajes malvados y atormentados, e incluso psicópatas de Walsh. Piénsese en el final de Al rojo vivo (White Heat, 1949) con referencias a la madre y con un incendio de proporciones parecidas y del mismo significado infernal.

 
Y ahora los lugares comunes: Dark Command fue la primera producción en la que el aún poco asentado Raoul Walsh (flamante fichaje de la Warner, pero con un pie en la Republic para hacer este filme) se encontró con una obra de William R. Burnett. Ya sabemos que al año siguiente rodaría High Sierra, con todo lo que eso significaría en su carrera y en la de Humphrey Bogart (algo que ya comentamos de pasada en un post anterior). Por otro lado, Mando Siniestro fue el segundo trabajo del director con John Wayne, una estrella emergente por entonces después de su éxito en La Diligencia (Stagecoach de John Ford, 1939). Walsh, sin embargo, presumía de haber sido él el que descubrió al actor cuando en 1930 lo eligió como protagonista del western épico, La gran jornada (The Big Trail); si es cierto que Wayne lideró aquella producción de Walsh no lo es menos que ya no hiciera gran cosa hasta La Diligencia.

Con respecto a Wayne, decir que con Mando Siniestro nos remontamos a la época en la que intentaba dar el salto definitivo en su carrera de actor para pasar de ser protagonista de westerns de bajo presupuesto a ser considerado por las majors para largometrajes más serios. Hasta entonces, “el Duque” se había especializado en producciones destinadas a las sesiones dobles, antecedentes de los telefilmes que luego triunfarían en la pequeña pantalla, y tan apartados como ellos del cine de calidad que se hacía en Hollywood. De hecho, la cinta que nos atañe se emparenta con aquellos seriales por la presencia en el reparto de una de sus más famosas estrellas: Roy Rogers. Otro caballista como Wayne que además cantaba y protagonizaba tiras cómicas, novelas y todo tipo de productos para la chiquillería.

 
Y, por último, una referencia a Claire Trevor, para nosotros la mejor compañera de reparto de John Wayne (junto a Maureen O’Hara). La actriz venía de brillar con él en la tan citada La Diligencia. Suponemos que su presencia, la de los dos, en la película de Walsh era un querer aprovechar el tirón de la pareja, no sólo por el western de Ford sino también por el de William A. Seiter de ese mismo año: Allegheny Uprising.

Nominada al Óscar a la mejor dirección artística en blanco y negro (John Victor Mackay) y a la mejor música (Victor Young), Dark Command es una cinta a recuperar, si se quiere un filme menor en la extensa carrera de Raoul Walsh, pero no por ello menos recomendable para visionar hoy en día.


Ver Ficha de Mando Siniestro.



24 comentarios:

  1. Casualidades, encuentros, relaciones, nexos comunes en los que tanto nos gusta bucear a los que disfrutamos con el cine.

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  2. Me gustan los westerns de Walsh. No llegan a la altura de los de John Ford o algunos de Hawks, pero es un clásico que todo buen aficionado al cine reconoce. La peli, además de la dirección de Raoul Walsh, cuenta con la presencia de John Wayne, y eso también son palabras mayores. No hay duque malo, si no que se lo pregunten, a parte de a John Wayne, a David Bowie ;-D Como me gusta mucho el western tomo nota de ella.
    Un saludo, ethan. Buena reseña.

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    1. Hay westerns de Walsh que son más películas de aventuras (como éste, aunque tenga ciertas trazas de tragedia griega), pero hay otros que son negros como el carbón. Él fue uno de los precursores de esas películas del oeste entroncadas con el noir: "Perseguido", "Juntos hasta la muerte", "Camino de la horca" son westerns negroides y, ojo, a la altura de las mejores películas del género.
      Saludos

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    2. A mí esos westerns de Walsh me parecen a la altura de los de Ford (oh, sacrílego os veo decir)...pues qué se le va a hacer. Me lo paso pipa con esas pelis, y Murieron con las botas puestas es un peliculón total!!! Aventura, comedia...¿Qué más da que la Historia no fuera así? Waslh sí FILMA la leyenda!!

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    3. No seré yo el que diga sacrilegio, desde luego. Walsh, hay que decirlo ya, debe figurar al lado de los más grandes. Ya está bien de considerarlo un artesano. Era un autor y lo puedo demostrar. Saludos.

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  3. A Wayne le dio su primer gran papel y también le cambio el nombre: de Marion Morrison a John Wayne, nada menos. Bueno otros dicen que fue Ford. Supongo que entre ambos cineastas hubo sus rencillas: en lo de el parche en el ojo, se parecían, sin embargo.
    Saludos.

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    1. Con Ford, Wayne en su juventud hizo sus pinitos como extra, junto a Ward Bond, ambos venían de jugar al fútbol americano en la universidad; pero quizás el primer papel importante vino de la mano de Walsh, así que quizás tenga razón en presumir de descubrir al "Duque". Pero, claro, ¿quién se atreve a decir que la carrera de Wayne no estuvo ligada a la de Ford?

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  4. La pareja Wayne/Trevor es efectivamente un gran aliciente para ver éste western, aunque a mí me gusta más con Mauren O'Hara.
    El asunto de que quién dió la primera oportunidad a John Wayne está por determinar porque a mí sencillamente me parece que su nombre está ligado a Ford para la eternidad en sus mejores trabajos (ambos).
    La admiración y el respeto que Wayne profesaba al maestro es sabida. Le puso en el mapa totalmente.
    Apunto el titulo que nos recomiendas.

    Un abrazo tio Ethan

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  5. Si no me equivoco (y si lo hago que algún lector me corrija) Wayne trabajó con Maureen O'Hara en cinco ocasiones y con Claire Trevor en cuatro, así que gana por una película la pareja de "El Hombre Tranquilo" y "Río Grande" frente a la de "La Diligencia" y "Mando Siniestro".
    Un abrazo.

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  6. Buenas Ethan, esta de Walsh no la conocía pero de hecho aún tengo pendiente la mítica de "Murieron con las Botas Puestas". Estaba esperando a conseguirla en versión original porque quería escuchar las voces de Errol Flynn y compañía.

    ¡Un saludo!

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    1. Pues sí, película mítica, una de las grandes de Walsh, otro western "histórico", tan maravilloso como falso. Con un tipo de héroe walshiano muy reconocible: el que camina hacia la muerte.
      Saludos.

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  7. Acabo de ver tu comentario en aquella vieja entrada de Chaplin. No hay de qué. Te la dediqué porque leíste las dos anteriores y me da que estabas como diciéndote "¿qué hace David venga a criticar el estilo de Chaplin?" (jaja)
    Pues sí. Yo también sigo (intermitentemente; cada vez paso menos por vuestros blogs amigos y me cuesta actualizar, pero también sigo)... Y siguiendo con tu entrada... esta no la he visto (con lo que me gustan Walsh y Wayne!!) así que apuntada para cuando pueda..
    PD: A mí también me gusta ver viejas entradas (cuando tuviste tu blog "cerrado" por vacaciones una larga temporada me dediqué a leer aquellas que ya tenías)... ahora casi no puedo ni ponerme con las nuevas...así que recuperar añejas es más complicado...pero como en nada me voy al paro (sin paro)...pues igual saco más tiempo para los blogs (desgraciada y afortunadamente, se entiende).
    Un abrazo.

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    1. Pues sólo puedo decir que ojalá tengas menos tiempo para los blogs, eso querrá decir que vuelves al tajo.
      Aquel fue un comentario irónico, ya sabía tu admiración por Chaplin.
      Un abrazo.

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  8. Me apunto esa película. No sabía que Wayne y Trevor que tanta química demostraron en "La diligencia" coincidieron en otra película. He leído algo sobre el controvertido pero interesante Quantrill.
    Saludos. Borgo.

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    1. Si no me equivoco, estas son las películas en las que participaron juntos John Wayne y Claire Trevor:
      La Diligencia (Stagecoach de John Ford, 1939)
      Allegheny Uprising (William A. Seiter, 1939)
      Mando Sniestro (Dark Commnad de Raoul Walsh, 1940)
      Escrito en el cielo (The High and the Mighty de William A. Wellman, 1954).
      Saludos.

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  9. No recuerdo haberla visto. Aunque si es de John Wayne, seguro que es buena. Si tuviera a mi padre cerca, me haría una radiografía casi tan buena como la tuya. Intento verla. Abrazos, Anna

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    1. La verdad es que Wayne en manos de grandes directores siempre dio muy buenos resultados; y Walsh era uno de los grandes.
      Abrazos.

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  10. Me la pido!!! porque no la he visto. Gracias por la recomendación, Ethan.

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  11. Hoy parece como si Raoul Walsh –el tercer tuerto, junto con Ford y Ray- no hubiera superado la prueba del paso del tiempo, al menos fuera de estos círculos sentimentalmente cinéfilos en los que nos movemos y nos reconocemos. Y no tengo que decir que fue un gran director, un extraordinario director. Hace muchos años sus películas eran habituales en las tardes de los sábados, en cualquier género. Recuerdo muchas, claro, pero sobre todo “La esclava libre” y una bélica estupenda, “Los desnudos y los muertos”, basada en la novela de N. Mailer. Este “Mando siniestro” lo tengo muy olvidado, aunque el trío protagonista apunta excelencias interpretativas.

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    1. Me apunto a todo lo que sea reconocer y engrandecer la figura de este gran cineasta, con un recorrido muy extenso, muy parejo al de los grandes, Ford, Hawks, que comenzó en el cine mudo, donde ya filmó películas a tener en cuenta, sobrevivió al cambio del sonoro y triunfó plenamente en la Warner. Has nombrado dos películas estupendas, la primera con reminiscencias a "Lo que el viento se llevó", la segunda para mí una obra maestra de la disidencia, de la denuncia antibélica, su legado en uno de los géneros en los que triunfó.

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  12. Película de las que se "apoyan" en la Historia para luego (muy acertadamente) hacer lo que les da la gana. En esta ocasión, girando en torno al personaje de Quantril que en realidad solo es utilizado por guionistas y realizador (uno de los grandes primitivos, vigoroso y sabio maestro de la puesta en escena) como pretexto para urdir un dinámico y animado western pleno de acción.
    John Wayne y la magnífica Claire Trevor, tras su encuentro el año ante­rior en "LA DILIGENCIA", volvían aquí a formar pareja y aun lo harían en varias películas más, como apuntas. La elección de Walter Pidgeon para ese papel continúo sin entenderla.
    Una aclaración para Juan Herrezuelo: Nicholas Ray no era tuerto. Andre de Toth y Fritz Lang, sí. Lo del parche en el ojo de Ray fue más una broma que otra cosa (sufrió una pequeña embolia en un ojo en los setenta).
    Un saludo.

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    1. Es que lo de Walter Pidgeon es un error de casting de libro.
      Walsh perdió un ojo por culpa de una liebre que le saltó al parabrisas del coche durante la filmación de "En el viejo Arizona", pero es que además al final se quedó ciego por el mismo motivo que Fritz Lang (otro de los del parche, en efecto): por culpa de la exposición continuada a la luz de las lámparas Klieg usadas en los rodajes.
      Saludos.

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