martes, 12 de noviembre de 2013

EL GRAN CUADERNO (A nagy füzet de Janos Szasz, 2013)

En el ecuador del festival, y de vuelta a la Sección Oficial, pudimos ver ayer una de las películas que más nos han impactado en los últimos tiempos, una cinta húngara que ha sido seleccionada para competir por el Óscar a la mejor película extranjera. Es cierto que el hecho de tener hijos gemelos nos ha provocado una cierta empatía por los personajes, pero creemos que es de esos filmes que no deja indiferente a nadie:























En agosto de 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, una familia húngara tiene que separarse. El padre debe incorporarse a filas y la esposa prefiere dejar a sus dos hijos idénticos con su madre, en el campo, alejados de los peligros de la ciudad. Todo muy normal, salvo que la abuela resulta ser una vieja huraña y alcohólica que se rumorea ha asesinado a su marido y que recibe de forma brutal a sus nietos, a los que llama “bastardos”. En los primeros meses, los niños sufren todo tipo de maltratos, palizas, frío y hambre. Es entonces cuando se produce un cambio en la actitud de los pequeños: para poder aguantar el dolor físico y la pena por no estar juntos a sus padres, los gemelos deciden “entrenarse”, endurecer el cuerpo y el espíritu hasta lograr ser inmunes a los golpes, indiferentes a la tristeza, y tan crueles como las personas que los rodean. Aunque sus padres parecen haberse olvidado de ellos, los hermanos seguirán cumpliendo sus consejos: estudiar y escribir en un cuaderno, de forma minuciosa, todo lo que les ocurra.

Con una fotografía tan dura como la película (el responsable es Christian Berger que trabajó con Haneke en La Cinta Blanca), el director húngaro, Janos Szasz, adapta la novela de la escritora de su país, Agota Kristof, y realiza un filme muy frío, como el invierno por el transcurre casi toda la trama, pero original y con un mensaje claro: la guerra, cualquier guerra, deja siempre secuelas terribles; una de las peores es el desarraigo familiar.



Para llevar a cabo su proyecto, Szasz utiliza bien el hecho de disponer de dos actores iguales para la  simetría de la puesta en escena, y emplea con acierto una voice over que relata lo que se escribe en ese cuaderno y que sirve de elemento narrador, tan neutro como indiferente es el estado espiritual que quieren alcanzar los dos hermanos.

Es cierto que la forma de denuncia elegida por Szasz es poco creíble, ya que imaginar a esos niños dándose latigazos entre ellos para endurecerse es algo extraño, pero desde luego es efectiva en tanto que ninguno de los personajes (salvo el zapatero judío) se salva de la crítica. Ni siquiera los pequeños, que evolucionan desde su desesperación hasta convertirse en unos niños deshumanizados que roban, chantajean o matan para conseguir sus propósitos. Y es que el vivir al lado de un campo de exterminio no es de gran ayuda para que los gemelos, que observan todo lo que sucede a su alrededor (la abuela es un ser aborrecible, su vecina es una ladrona, el sacerdote y el oficial nazi unos pervertidos, y la única que parece tratarlos bien resulta ser una ninfómana radical antisemita), extraigan las conclusiones correctas acerca del comportamiento a seguir. La falta de educación, de alguien que les guíe en esos momentos difíciles, es el culpable de una situación que se prevé trágica, que no pinta nada bien, incluso si algún día regresan los padres de los pequeños.

Para terminar, un apunte de algo que suele ser elemento común en este tipo de largometrajes que vienen de Europa del Este: la insistencia en la mayoría de los directores en el hecho de que si mal fue la ocupación nazi, no fue mejor la posterior “liberación” a cargo de la Unión Soviética; cuando para el resto de Europa la derrota de los alemanes significó el fin de la pesadilla, para los países ocupados por el ejército rojo aún quedaba lo peor por llegar.



Ver Ficha de El Gran Cuaderno





2 comentarios:

  1. Buenas Ethan, película interesante la que nos traes. Creo que no he visto una película húngara en mi vida (pero ojo, rumanas y checas sí).

    La verdad es que a estos países les cayó encima lo peor con los nazis y los soviéticos. Ahora, si no la fastidian, hay algunos países como República Checa o Polonia que pueden incluso adelantar a Portugal y a España con los años. Y a Grecia por descontado.

    ¡Un saludo!

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    Respuestas
    1. Pues sí, a la represión y exterminio judio siguieron las violaciones sistemáticas y la persecución política. Vamos, una alegría...
      Saludos

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