miércoles, 23 de diciembre de 2015

¡FELICES FIESTAS!



Sí, ya sé que no es ningún christmas, pero me apetece felicitar las Navidades y el Año Nuevo con esta imagen de la mejor película de todos los tiempos. Seguro que sabéis perdonarme...

Pues lo dicho: Felices fiestas a todos los lectores del blog, un fuerte abrazo y nos vemos el año que viene, que, quién sabe, quizás sea el mejor.

Ethan.


miércoles, 9 de diciembre de 2015

EL AUTOREMAKE EN EL CINE: CAPÍTULO 4.2 (V)

Río Bravo significó la última colaboración entre Jules Furthman y Howard Hawks[1] y también el canto del cisne del escritor. Desde luego, no se pudo retirar mejor. De todos los trabajos que Furthman hizo para el realizador, Tener y no tener (To Have and Have Not, 1944) es la película que más relación tiene con Río Bravo. De hecho, para algún autor (Wood 1982) Río Bravo tiene más similitudes con la película protagonizada por Humphrey Bogart y Lauren Bacall que con El Dorado y Río Lobo; sobre todo si nos referimos a la parte que desarrolla la subtrama amorosa entre John Wayne y Angie Dickinson.[2] En efecto, la presentación de Feathers (Dickinson) es como la de Slim (Bacall): una mujer sola, de oscuro pasado, que llega al hotel donde vive el héroe y que se apoya en el quicio de la puerta para entablar la primera conversación con el protagonista —¡hasta lleva un vestido a cuadros como el de Betty Bacall! (4.29)—. Los diálogos repletos de insinuaciones son casi idénticos; el rechazo inicial del personaje masculino a la relación, y la rendición final, también son similares.
 
4.29
  

En Tener y no tener, gracias a los diálogos de Furthman, Hawks halló en Lauren Bacall a una nueva Marlene Dietrich; no en vano, el guionista había trabajado en varias ocasiones para Josef Von Sternberg, el creador de Marlene.[3] Hawks, que admiraba al director austríaco,[4] seguía teniendo en mente a Marlen —o a Bacall— cuando apostó por Angie Dickinson para protagonizar Río Bravo. Dickinson no resultó tan estilizada como Dietrich ni tan mordaz como Bacall, pero dio vida a un personaje que, como los masculinos, es un compendio de los utilizados por Hawks a lo largo de su carrera: 

Feathers es la joven que quiere integrarse en el grupo y se enamora del líder, como Bacall en Tener y no tener o Jean Arthur en Sólo los ángeles tienen alas, pero también cuadra con el tipo de mujer hawksiana que suele protagonizar las comedias del director lo que, sin duda, beneficia la parte de humor que tiene la película. Hawks aprovecha Río Bravo para seguir indagando en la guerra de sexos y así, las idas y venidas de Chance al hotel son en realidad insertos de comedia donde el estrecho decorado es como una tela de araña que va tejiendo Feathers y en la que poco a poco va cayendo el héroe (4.30). La “batalla” tiene lugar en la habitación de Chance o en la de Feathers y las armas son el diálogo “oblicuo” acerca de la ropa interior femenina o la amenaza de arresto como sinónimo de declaración.
  
4.30
4.31







Hawks, fiel a otra de sus constantes en la comedia, burlarse del protagonista, no se resiste en dejar en evidencia al “Duque” cuando es sorprendido por Angie Dickinson probándose una prenda de lencería (4.31). Aunque no es una situación tan embarazosa como las que, por ejemplo, tuvo que soportar Cary Grant en La fiera de mi niña o en La novia era él, sí que es suficientemente incomoda si tenemos en cuenta que ahora se trata de ridiculizar al actor viril por antonomasia.

La presencia de Angie Dickinson, importante por lo que tiene de sustento de la parte cómica, tiene una razón de ser dramática que no hay que olvidar. Aunque Hawks prescinde del enfrentamiento de los dos protagonistas por culpa de una mujer —tema, insistimos, recurrente en su filmografía—, sin embargo, la llegada de Feathers en la diligencia plantea un nuevo conflicto: es una vividora, una jugadora de cartas que podría reproducir el suceso que provocó que Dude se diera a la bebida.[5] De ahí el recelo del sheriff ante lo que considera más una amenaza que una ayuda. A pesar de ello, Feathers, enamorada de Chance, insiste en pertenecer al grupo y llega a implicarse directamente cuando arroja un objeto a través del cristal para ayudar al sheriff en su lucha contra los sicarios de Burdette. Una secuencia que se asemeja a la conclusión de Solo ante el peligro, cuando Grace Kelly ayuda a Gary Cooper disparando sobre el villano desde una ventana. Quizás este sea el único punto en común entre dos películas que, como hemos dicho, son conceptualmente divergentes.


Leer el capítulo desde el inicio


[1] Director y guionista habían trabajado juntos en Rivales, Sólo los ángeles tienen alas, El Forajido, Tener y no tener y El sueño eterno.
[2] La presencia del amigo alcohólico en la historia y la participación de Walter Brennan son otros elementos que emparejan a ambas películas.
[3] Furthman colaboró con Sternberg en los guiones de Marruecos (Morocco, 1930), El expreso de Shanghai (Shanghai Express, 1932) y La Venus rubia (Blonde Venus, 1932), todos interpretados por Marlene Dietrich.
[4] En la obra de Hawks, la influencia del realizador europeo es evidente. Sin ir más lejos, en Río Bravo, la secuencia de la escupidera es calcada al arranque de La ley del hampa (Underworld de Josef Von Sternberg, 1927). En ambas películas también existe cierto paralelismo en la protección del protagonista sobre el borracho y, además, el nombre de las heroínas es el mismo: “Plumas” (Feathers).
[5] Un personaje muy parecido no sólo al de Lauren Bacall sino también al que interpreta Joanne Dru en Río Rojo, aquella jugadora de cartas que se interpone entre Montgomery Clift y John Wayne.


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