miércoles, 21 de diciembre de 2011

¡FELIZ NAVIDAD! ¡FELIZ AÑO ÑUEVO! Y... "GARRY OWEN"

Como de costumbre nos apoyamos en una secuencia de LA PELÍCULA (ya sabéis cuál) para despedirnos por motivos vacacionales. Mientras Max Steiner y su versión de "Garry Owen" suenan en la escena invernal, propia de estas fechas, os deseamos muchas felicidades y lo mejor para el año que viene. Y cine, siempre cine.


sábado, 17 de diciembre de 2011

CINE Y TAPAS: ASESINATO EN EL COMITÉ CENTRAL (Vicente Aranda, 1982)

Volvemos a nuestra sección gastronómica para fijarnos en una película de nuestro admirado Vicente Aranda (tan discutido por la crítica, a veces con razón), que tiene mucho que ver con nuestra afición por la comida; por la buena se entiende.


La cinta de Aranda pertenece a su ciclo (aún no acabado, espero) de adaptaciones literarias de autores españoles contemporáneos. A Juan Marsé, Andreu Martín, Antonio Gala y Luís Martín Santos, entre otros, se les une Manuel Vázquez Montalbán con una versión de Aranda de su novela homónima perteneciente a la serie del detective Pepe Carvalho.

Carvalho es contratado por el partido comunista para investigar el asesinato de su máximo dirigente, Fernando Garrido (claramente el alter ego de Carrillo) ocurrido durante una reunión del Comité Central. El partido elige al detective privado porque el gobierno ha nombrado al inspector Fonseca, un antiguo represor del franquismo, del que no se fían. Para resolver el caso, Carvalho tiene que abandonar su querida Barcelona y trasladarse a Madrid. Allí, una militante del partido, Carmela, le acompañará y presentará a los miembros del PC y le ayudará en sus pesquisas. La interesante trama se complica cuando Carvalho averigua que el asesino se encuentra entre los más de cien asistentes al comité, y que la precisión con la que el criminal mató al secretario general no cuadra con un hecho: la habitación estaba a oscuras cuando se produjo el asesinato.


Aranda hace una versión menos sutil que la de la novela (explica demasiadas cosas que en el libro se dejan para el análisis del lector) y la dirige con excesiva frialdad. Quizás la culpa la tenga un poco inspirado Patxi Andión, en el papel del famoso detective, al que le acompaña —ya se puede decir— la actriz fetiche de Aranda, Victoria Abril. Conrado San Martín (actor veterano, que ya participara en buenas películas del género policíaco en los años cincuenta) les da la réplica a ambos encarnado a Santos, el dirigente del partido que contrata a Carvalho.

Los diálogos de Aranda son muy fieles a los que Montalbán escribió, pero mientras en la novela funcionan estupendamente, aquí resultan, digamos, tan literarios o artificiales que terminan restándole naturalidad a la película.

Las referencias gastronómicas, escasas en la película, son abundantes en el libro; tanto que por momentos la obra se parece más a un recetario de cocina que a una novela negra. Los Callos a la Madrileña son la estrella de las andanzas de Carvalho por los restaurantes y tascas de la capital, donde otras viandas pertenecientes al sabroso mundo de la casquería —lo que nos gustan todas esas “porquerías”— tampoco salen mal paradas. Aranda, no obstante, se rinde a la afición culinaria de Montalbán y filma a Carvalho cocinando un sabroso menú con Tripa, Capipota con Guisantes y Atún Mechado.

Una adaptación no muy conseguida es lo que nos parece Asesinato en el Comité Central, pero no deja de ser un filme entretenido. Aranda aún tendría que realizar Fanny Pelopaja (1984), para comenzar a brillar con sus thrillers, y le faltaba todavía un trecho muy largo para firmar esa maravilla que es Amantes (1991). Pero eso es otra historia.


Ver Ficha de Asesinato en el Comité Central.


Y ahora las tapas:

Taberna La Tata ( Calle Avión Cuatro Vientos, 15 y Avda. Ramón Carande, 19, Sevilla)


Si tienes que darnos un recado —a ser posible que no se refiera al cobro de alguna deuda— nos puedes encontrar en el cine, en la fila diez, columna central, pasillo de la izquierda, o en la taberna La Tata, tanto en su local de siempre, en la calle del Avión Cuatro Vientos, como en el nuevo de Ramón Carande.

Allí nos verás disfrutando de su extensa carta de tapas y raciones. Puede que nos sorprendas degustando sus Hamburguesas de Cola de Toro o saboreando las Croquetas de Setas. Es fácil pillarnos con el Solomillo al Whisky o con las Mollejas con crema de Boletus y aceite de Pistacho. Lo que es seguro es que nos verás con una copa de Dinastía Vivanco (de los pocos sitios donde sirven este excelente vino de Rioja en Sevilla; lo hemos visto en el Norte, pero por aquí se prodigan poco los distribuidores).

Si te acercas con buen tiempo puede que nos encuentres en la terraza que han abierto en Ramón Carande. Como es autoservicio te recomiendo que te coloques cerca de la ventanilla: las tapas llegarán antes y podrás oír cuando estén listas para recogerlas. Eso sí, para cenar hay que llegar a las nueve como muy tarde, de lo contrario te quedarás sin mesa.

Lo dicho, nos vemos en La Tata.





martes, 13 de diciembre de 2011

PUENTES Y SOMBRAS: Génesis de una novela negra (II)

Por aquel tiempo yo pasaba de la novela; pero ella no pasaba de mí. No me daba cuenta de que ya había creado los personajes principales. Sabía su historia, “la biblia”, desde su nacimiento hasta el momento en el que empezaba la novela. Fue de las pocas cosas que tenía desarrolladas antes de abandonar la escritura del libro y ponerme con el Festival de Cine. También había decidido el entorno y la época: iba a ser una novela actual que se desarrollaría en Sevilla. Esos dos factores, personajes y entorno, no me dejaban tranquilo. Recuerdo que caminaba por el centro, o por mi barrio, y me imaginaba a los personajes de la novela paseando por allí. Pensaba en ellos, leía párrafos aún no escritos con ellos como protagonistas. No, la novela no pasaba de mí.
Terminó el festival y ni me lo planteé: volví corriendo a retomar la novela, realmente a escribirla desde el principio. Revisé lo que había hecho y salvé sólo la estructura, el esqueleto de la historia. Y comencé —por segunda vez— a escribir. Primer capítulo. Segundo capítulo, Tercero,… Me planté en enero con los tres primeros capítulos y el inicio del cuarto. La cosa iba bien, pero estaba sucediendo algo muy curioso. Como dije en la entrada anterior, tenía muy clara la historia que quería contar, digamos la trama principal, como si fuera una película, pero lo que estaba todavía por concretar eran las subtramas o historias secundarias. Aquellas protagonizadas por personajes de segundo o tercer nivel, algunos carentes totalmente de importancia, que ni siquiera estaban perfilados, que simplemente eran una ayuda para el desarrollo dramático de la historia. Esas subtramas tenía previsto ir escribiéndolas sobre la marcha a medida que la trama principal fuera tirando de ellas, sin necesidad de hacer un planeamiento específico ni un estudio previo demasiado exhaustivo. Poco a poco fueron tomando forma. Y algunas crecieron tanto que sus personajes se subieron al primer nivel. Y hasta se convirtieron en protagonistas de la historia central.

Había leído algo sobre el proceso de creación y sobre este fenómeno, que se suele dar con cierta frecuencia, pero quisiera pararme un poco a explicar lo que para mí fue toda una sorpresa.
En mi caso, viéndolo ahora con cierta perspectiva, era como si la novela se estuviera escribiendo sola, y los personajes se hubieran rebelado contra el autor para organizarse entre ellos y proponer una jerarquía final sensiblemente diferente a la que yo había previsto. Alguno fue tan lejos que, insisto, se erigió en el verdadero protagonista relegando a un segundo término a los que yo tenía nombrados para llevar el peso de la historia. Esta especie de revuelta me cogió de improviso. Al principio, quise resistirme a ella y atenerme a lo planeado, pero cuando lo hacía las palabras dejaban de brotar con soltura y lo escrito quedaba demasiado artificial, encorsetado, falto de libertad. Realmente estaba muy incomodo trabajando de esa forma, así que no tuve más remedio que dejar que la escritura fluyera por sí sola. Que el libro tomara sus decisiones y que la historia se fuera configurando como ella quisiera.

Y así lo hice. Y llegué a la mitad de la obra a comienzos de marzo de este año. Había escrito la primera parte de la novela y me parecía increíble. A pesar de que a esas alturas ya tenía muy claro todo lo que venía a continuación quise hacer un alto en el camino y enseñarle a alguien todas esas páginas, alrededor de doscientas cincuenta hojas. Una persona muy cercana a mí leyó esa primera mitad del manuscrito y le gustó; respiré, descrucé los dedos y decidí seguir.

La segunda parte salió mucho más rápido que la primera por varias razones: porque la acción se precipitaba, la historia tenía más ritmo y requería capítulos menos extensos; y porque yo había adquirido cierta costumbre y tenía mi propio método de trabajo. Por fin escribía con cierta seguridad dentro de mi evidente torpeza como primerizo. El caso es que en mayo tenía listo el primer borrador del libro completo, con sus dos partes acabadas. Había tardado ocho meses en escribir mi primera novela desde que en octubre comenzara a planificar la historia. No me lo podía creer, pero era cierto: allí tenía toda esa cantidad de folios, 416 páginas.

Descansé, le puse un título, “Puentes y Sombras”, y me pregunté: “¿Y ahora qué hago con la novela?”

Continua en Génesis de una novela negra III

Cómo conseguir el libro.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

CINE FÓRUM: CORAZÓN DE HIELO (Kiss Tomorrow Goodbye de Gordon Douglas, 1950)

Por segunda vez, acudimos al cine negro para retomar nuestra sección más analítica, la de cine fórum (la primera fue con ocasión de Historia de un Detective de Dmytryk, ¿recuerdan?). La película a comentar hoy es una cinta de Gordon Douglas que, en nuestra opinión, dio sus mejores trabajos precisamente para este género (nos acordamos de la trilogía de filmes policíacos protagonizadas por Frank Sinatra, aunque Corazón de Hielo nos sigue pareciendo su mejor obra con diferencia) y para el western, con algún que otro éxito en la ciencia ficción y en la comedia.
Kiss Tomorrow Goodbye es un filme singular dentro del ciclo negro. Y lo es a pesar del protagonista (James Cagney, el típico gángster) y del clasicismo del arranque: un flashback que nos transporta desde un juicio hasta la cárcel. Allí, el peligroso delincuente Ralph Cotter se fuga del campo de trabajos de la prisión gracias a la hermana de otro convicto. La joven no sabe que Cotter no ha dudado en asesinar a sangre fría a su hermano con tal de facilitar la huida. Un comienzo tan efectivo —la secuencia de la fuga tiene un ritmo maravillosamente endiablado— como repetido en varias de las mejores tramas oscuras. Aquí sirve para dar el pistoletazo de salida a la historia basada en la novela de Horace McCoy que se centra en este gángster sin escrúpulos.

Sin duda lo mejor de la película es la descripción del carácter de Cotter (Cagney). Douglas lo presenta como un tipo frío que actúa de forma independiente, aunque siempre procura compañía femenina. Y es que Cotter tiene éxito con las mujeres gracias a su particular encanto basado en un carácter violento. Esta especie de atracción masoquista está muy bien retratada gracias a la experimentada interpretación de Cagney.


Cuando el actor rueda el largometraje se encuentra en su tercera etapa como profesional. Después de una primera fase (años treinta) donde se encasilló en papeles parecidos a éste, y de una segunda (la década de los cuarenta) donde hizo todo lo contrario, arranca este período con Raoul Walsh y la excelente Al Rojo Vivo (White Heat, 1949), justo la película anterior a la que estamos comentando. En ambas, Cagney vuelve a su registro más famoso: el de delincuente psicópata y manipulador que parece encarnar al mismísimo diablo.

Para acompañar a James Cagney en su anárquico deambular, Douglas se vale de unos personajes secundarios donde no se salva nadie, donde todos parecen condenados. Algunos a causa del contacto con el protagonista; otros ya lo estaban antes: policías y abogados corruptos, delincuentes de poca monta, charlatanes al frente de sectas que se dedican a estafar ancianos, y niñas de papá caprichosas y extravagantes. En definitiva, una sociedad putrefacta que parece que estaba esperando a Cotter para su total descomposición.


La secuencia que vamos a analizar corresponde al ecuador de la cinta. Cotter se acerca al taller que regenta un confidente de la policía con la intención de tenderle una trampa a un inspector corrupto. Para ello, Cagney le enseñará un fajo de billetes al mecánico:



La secuencia que hemos visto dura dos minutos y medio y se desarrolla entre un fundido encadenado y un fundido a negro. La primera parte la rueda Douglas en un plano general, con el mecánico en primer término y Cagney en segundo. El confidente se da cuenta de la presencia del gángster y, entonces, arranca la música inquietante de Carmen Dragon que ya no abandonará a la acción en toda la secuencia.

Cuando ambos personajes se encuentran, Douglas pasa al plano medio, al plano contra plano y al plano en escorzo para iniciar un dialogo entre los dos. La conversación centra esta segunda parte de la secuencia donde destaca la diferente postura de ambos: el dueño del taller apoyado en la pared, como protegiéndose cuando en realidad es él el que lleva el arma; y Cagney acercándose con una actitud mucho más fría y amenazante. Una luz sobre el mecánico es premonitoria de lo que va a pasar luego.

Cuando Cotter abandona el taller se inicia la tercera parte. Douglas mueve el objetivo y deja que el mecánico se aleje para observar su desagradable caminar. Aunque es un sujeto que cae mal desde el principio, con este movimiento de cámara, seguido de una panorámica, el director acentúa aún más el rechazo del espectador hacia el personaje. A continuación, un plano medio estático nos muestra la conversación telefónica entre el mecánico y el inspector de policía.

El silbido de Cotter inicia la cuarta y última parte de la secuencia, la del ataque del gángster. Esta parte —la mejor— parece más propia de un thriller o de una película de terror por tres circunstancias: el barroquismo de la imagen (el contrapicado sobre Cagney acentúa la violencia y eleva la figura del gángster con propósitos intimidatorios); el claroscuro del encuadre, con la única luz de una lámpara que cuelga del techo, muy parecida a la vista antes en el diálogo de la segunda parte; y la actuación de Cagney, sobresaliente. Esa mirada, cuando arroja el cuerpo del mecánico al foso, como si fuera un enterrador en el cementerio, es inquietante. Pero lo peor es que hay un instante, justo al final, en el que Cagney hace un gesto y mueve la cabeza para contemplar su obra. Terrorífico.


Ver Ficha de Corazón de Hielo.

viernes, 2 de diciembre de 2011

PUENTES Y SOMBRAS: Génesis de una novela negra (I)

Muy próximos al cuarto aniversario del blog (Enero) proponemos hoy un cambio esencial a nuestro espacio digital. A partir de este post, el blog alternará las entradas sobre cine, dentro de las habituales secciones (críticas de estrenos en la gran pantalla o en DVD, cine en TV, reseñas del género negro, el cine fórum que no falte y la sección gastronómica), con otras dedicadas a la literatura. El cambio se debe fundamentalmente a un proyecto en el que llevamos trabajando más de un año.

El cine ha sido —y es— mi afición, mi pasión podríamos decir, pero la lectura y la escritura siempre han estado presentes en mi vida. Creo que sólo hay una cosa más gratificante que leer historias: contarlas. Recuerdo una infancia rodeado de tebeos, los que compraba con la paga del fin de semana y los que yo mismo fabricaba de forma rudimentaria para entretenerme. También me viene a la memoria —esto es más reciente— algunos guiones escritos con mucho entusiasmo, y gran torpeza, destinados a cortometrajes que nunca se realizaron o a largometrajes (uno de ellos se perdió en el complicado, por no decir imposible, mundo de los concursos) que sólo llegaron a existir en mi imaginación.

Es cierto que he tenido períodos en los que apenas he escrito nada, pero entre temas profesionales y artículos de cine, algunos publicados en revistas culturales, periódicos o en diversos espacios digitales, casi siempre he estado liado con esto de juntar palabras. Sin embargo, quitando los pinitos de guionista, nunca me había puesto en serio a escribir algo de ficción. Fue después del verano pasado, el del 2010, cuando por circunstancias personales y profesionales que no vienen a cuento se me presentó la oportunidad de disfrutar de todo un año sabático. Era el momento de intentarlo, de empezar una novela, de ver si era capaz de aguantar un ritmo de escritura diario, de documentarme en serio, de planificar una historia y, en fin, de crear y dar vida a unos personajes.

Con gran temeridad por mi parte (aún no sé cómo fui capaz) me lié la manta a la cabeza y me puse en marcha. Es cierto que ya tenía una idea, pero era sólo eso, una ligera idea de lo que quería contar. Tardé un mes entero en fabricar el esqueleto de la novela y en escribir “la biblia” de los personajes principales. Aquello era demasiado complicado y estuve a punto de tirar la toalla antes de comenzar a rellenar ese esquema, antes de empezar a escribir en serio.

Pero lo hice. Me puse a darle a la tecla poco a poco. Con más miedo que vergüenza, conseguí escribir una página al día después de corregir, leer, releer y volver a corregir. ¡Una página potable (que a mí me parecía potable) después de varias horas de trabajo! Otra vez la sombra del abandono planeó sobre mi mente. Con esas dudas estaba cuando llegó el Festival de Cine Europeo de Sevilla 2010, una excusa perfecta para aparcar el libro. Recuerdo que me sentí algo frustrado: aquello se iba a quedar en un experimento, en otro intento fallido de algo que me venía demasiado grande. Me dediqué a lo mío, a ver películas y a escribir sobre cine; y me olvidé de la novela que se quedó esperando en un archivo perdido, de una carpeta escondida, en el dichoso ordenador.

continúa en Génesis de una novela negra II

Cómo conseguir el libro.

martes, 29 de noviembre de 2011

LAS AVENTURAS DE TINTÍN: EL SECRETO DEL UNICORNIO (The Adventures of Tintin de Steven Spielberg, 2011)

Más vale tarde que nunca. Por fin hemos visto la última película del tándem Spielberg-Jackson, en una sala medio vacía justo antes de que la quiten de cartelera. Al menos nos hemos librado de la tortura del 3D, y eso que hemos ganado.
Tenemos que decir que la impresión general es bastante buena. La cinta sobre las aventuras de nuestro reportero favorito —nos declaramos tintinófilos, si es que esa palabra existe, y anunciamos que tenemos toda la colección de los cuentos de Hergé y que los seguimos leyendo una y otra vez sin cansarnos— tiene elementos cinematográficos, y nostálgicos, tan interesantes que configuran una obra a tener muy en cuenta.

Entre los primeros, destaca el ingenioso y elaborado guión. A pesar de ser una adaptación de los cómics dibujados y escritos por Hergé tiene un punto de originalidad cuando el filme consigue desarrollar una historia propia —la de Spielberg— a base de mezclar dos de las obras del dibujante belga y salir airoso del reto sin que se note mucho el “corta y pega”. No se darán cuenta los que no se saben los cómics de memoria y no tendrá demasiada importancia para el resto, cuando la trama sigue una continuidad lógica. En efecto, la unión de “El Secreto del Unicornio” (incluyendo el final de su continuación, “El Tesoro de Rackham el Rojo”) con “El cangrejo de las pinzas de oro”, justo por la parte en la que Tintín se encuentra con el capitán Haddock, queda estupendamente gracias a las muy logradas transiciones entre presente y pasado —lo mejor de la película— que, a su vez, son entre desierto y océano.
Para los aficionados a las aventuras del joven del mechón rubio y el fox terrier blanco hay premio doble: disfrutarán de la película y a la vez del juego que propone Spielberg. A lo largo de todo el metraje, el “mago” insertará continuas referencias al resto de álbumes de Hergé además de los dos citados. Así, podremos observar objetos, artículos, dibujos de personajes y otro tipo de referencias explícitas (esos cristales que se rompen son del “El asunto Tornasol” y la Castafiore no podía faltar) a “La Oreja Rota”, “El Cetro de Ottokar”, “Tintín en el país del Oro Negro”, “Las Joyas de la Castafiore” o, incluso, una divertida y ocurrente referencia al díptico “Objetivo: la Luna” y “Aterrizaje en la Luna”, con el alcohol, Milú y Haddock como protagonistas.

En ese mismo sentido, recomendamos a los que sean igual de perezosos que nosotros y aún no hayan visto el filme que lleguen con tiempo de sobra para no perderse los espectaculares créditos. Forman en sí una nueva aventura de Tintín, pero con las citadas referencias y con una elaborada técnica emulando el mejor estilo de Saul Bass.
A pesar de todo lo anterior —que, insistimos, es suficiente para que la película pase con buena nota—, a la cinta le sobra el último tercio. Spielberg y Jackson no han podido resistir la tentación de incluir los fuegos artificiales habituales de sus películas. Son las persecuciones, peleas y todo tipo de efectos animados utilizados para rentabilizar el 3D y subir el nivel comercial de la cinta aún más; tan sedientos de audiencia se encuentran ambos. Es una pena porque rompe de alguna forma el espíritu de Hergé que ha estado presente a lo largo de los dos tercios restantes. Esos que merecen la pena; por los que nosotros apostamos.

Ver Ficha de Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio.



Pronto: "Puentes y Sombras"





sábado, 19 de noviembre de 2011

PECES DE PASIÓN (Passion Fish de John Sayles, 1992)

Hay películas y/o guiones que arrancan, casi desde el primer plano, con el objetivo de enganchar al espectador, de pegarlo a la butaca desde el principio. El problema es mantener esa atracción a lo largo de los noventa minutos o las dos horas siguientes. Hay otras cintas que, sin embargo, tardan en conseguir que el público se meta en ellas, pero que van subiendo el interés conforme avanza el metraje. Es el caso de Peces de Pasión la mejor película de John Sayles para muchos.


Y es que la historia de May-Alice, una actriz de telenovelas que se queda parapléjica tras un accidente de coche, en principio puede parecer más propia de un telefilme de sobremesa (a eso se dedica la protagonista en la trama, a actuar en esos típicos “Estrenos TV”, ¿guiño especular?) que de una película más ambiciosa, tanto en contenido como en calidad. La culpa de esa sensación la tienen los primeros minutos, cuando May-Alice no se adapta a su nueva vida, atada a una silla de ruedas. Tendremos que esperar algún tiempo para darnos cuenta del verdadero mérito del filme. El largometraje irá ganando interés poco a poco, a medida que los personajes se vayan desperezando y aparezcan unos nuevos: May-Alice, para evadirse del mundo se refugia en una casa de campo, en la profunda Louisiana, y se parapeta detrás del alcohol y la televisión. Cuando da la impresión de que no existe persona en el mundo que pueda cuidarla (todas salen huyendo al poco tiempo de conocerla), aparece Chantelle, una enfermera de color con un turbio pasado de drogas y penurias. El intercambio que se produce entre las dos almas perturbadas, como si de una reacción química se tratara, cambiará las vidas de ambas y subirá los enteros de esta buena película.

La trama, por tanto, engaña, pues no se trata de ver la recuperación física de la actriz, sino más bien su transformación psíquica. Y no sólo la de ella, sino también la de la enfermera que la cuida. Ambas huyen de su vida anterior, aunque ésta se empeñe en volver una y otra vez. Compañeros de trabajo, el padre, el compañero yonqui de Chantelle, todos se presentan en la vivienda como si fueran fantasmas que vinieran a ajustar cuentas. Sólo el pasado lejano, el de la infancia, vendrá a resolver la situación: un antiguo compañero de colegio entra en la vida de May y le enseña la tradición de los "passion fish"...


John Sayles resuelve muy bien el conflicto que se plantea en Peces de Pasión con un guión original muy premiado (nominado al Oscar igual que la actuación de Mary McDonell en el papel de May, que por lo visto tuvo que entrenar en un hospital real para parapléjicos para bordar su papel). Entre otras cosas, se saca de la manga viejas tradiciones de Louisiana que solo habitan en su imaginación. A destacar, además del guión, las largas escenas (en especial aquella en la que los protagonistas acuden a la leyenda de los “peces de pasión”) con pocos diálogos; la música envolvente, del estilo de las usadas por Wim Wenders; y las cuidadas metáforas (el camino que separa al padre de la hija; o la rampa de madera que construye su amigo de la escuela, que es por donde ella sale de su casa por primera vez) que adornan la historia de esta mujer que se aferra a la vida de nuevo, que descubre la fotografía y la verdadera amistad; y el amor.

El realizador que suele apostar por el cine independiente —en esta película también—, curiosamente, se sale de sus temas habituales, mucho más politizados y urbanos, para hacer una película entre ecológica y romántica que, insistimos, para nosotros es de las mejores de su siempre interesante filmografía.

Ver Ficha de Peces de Pasión.


Puentes y Sombras, en breve.

sábado, 12 de noviembre de 2011

PALMARÉS DEL FESTIVAL DE CINE EUROPEO DE SEVILLA 2011

Último día en el Festival de Cine de Sevilla con el visionado de dos películas de la Sección Oficial. Antes de conocer el resultado final de la votación del jurado (de los distintos jurados) hemos asistido a la proyección de Elena (Andrey Zvyagintsev, 2011). Una cinta rusa perteneciente al bloque de largometrajes que visitan el certamen que, como hemos dicho, este año homenajea al cine que se viene haciendo últimamente en Rusia. Se trata de un drama de apariencias, donde los personajes que al principio caen bien se tornan en seres despreciables y, al contrario, los que rechaza el público serán los que se ganen las simpatías. Aunque nada es tan radical, nadie es bueno del todo ni tampoco malo. La cinta es en sí pesimista con una sociedad que parece desunida, donde cada uno va a lo suyo, con una violencia implícita que caldea el ambiente (esa enorme central nuclear lo está avisando). Buen filme, por tanto, con una actuación destacada (luego nos enteramos que ha ganado el premio a la mejor actriz):Nadezhda Markina, la mujer que encarna a Elena.

A continuación acudimos al último pase de Holidays by the sea (Ni a vendre ni a louer de Pascal Rabate, 2011), un divertido largometraje repleto de sketches muy elaborados que rescata el cine de Jacques Tati y lo pone al día.
En realidad es un homenaje al gran director y humorista francés y la película repite aquella excelente Las Vacaciones del Señor Hulot (Les Vacances de Monsieur Hulot de Jacques Tati, 1953), pero con nuevos personajes y algunos gags subidos de tono.



Y, por fin, el palmarés. Este es el resumen de los premios otorgados en el Festival de Cine Europeo de Sevilla 2011:

GIRALDILLO DE ORO - MEJOR PELÍCULA
SIEMPRE FELIZ, de Anne Sewitsky.

GIRALDILLO DE PLATA
SI NO NOSOTROS, ¿QUIÉN?, del director Andrés Veiel.

PREMIO ESPECIAL DEL JURADO
EL MOLINO DEL TIEMPO, de Lech Majewski.

MEJOR DIRECTOR
Steve McQueen, por SHAME.

MEJOR ACTRIZ
Ex aequo a Nadehhda Markina¸ por ELENA, y a Bien de Moor, por CODE BLUE.

MEJOR ACTOR
Ex aequo a Michael Fassbender, por SHAME, y a August Diehl, por SI NO NOSOTROS, ¿QUIÉN?

PREMIO SELECCIÓN EFA
Premio a la Mejor Película THE ARTIST, de Michel Hazanavicius.
Mención especial a LÍDICE, de Petr Nikolaev.

PREMIO EURIMAGES – MEJOR COPRODUCCIÓN EUROPEA
SHUN LI AND THE POET (IO SONO LI), dirigida por Andrea Segre.

PREMIO EURODOC
LA ROCA, de Raúl Santos.
Mención especial a LAS CONSTITUYENTES, de Oliva Acosta.

PREMIO FIRST FILMS FIRST
El premio a la Mejor Dirección Novel es para Morteza Farshbaf, por la producción iraní MOURNING.

PREMIO ASECAN
La Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía (Asecan) ha concedido su premio a EL MOLINO DEL TIEMPO de Lech Majewski.
Mención especial a MERCADO DE FUTUROS, de Mercedes Álvarez.

IV PREMIO DE CINE UNIVERSITARIO
En la categoría de No ficción al cortometraje ALMA, de José Javier Pérez Prieto; y en la categoría de Ficción, al corto CUANDO NOS CONOCIMOS, de Jesús Méndez Cestero.

PREMIO JURADO CAMPUS
TRES VECES 20 AÑOS, de la directora Julie Gavras.



Este año no podemos estar más de acuerdo con el jurado, al menos en los premios principales, además, hemos tenido la suerte o el acierto en la selección previa, de haber visto la mayoría de las cintas premiadas. De la Sección Oficial hemos ido contando nuestro parecer y si nos han seguido habrán visto que ninguna película nos ha parecido redonda, aunque sí hemos destacado las comedias por encima de los dramas. En este sentido, nos alegramos de la ganadora, Siempre Feliz (Happy Happy), (y del premio que otorga la Universidad cosechado por la otra comedia, Tres veces veinte años), y del criterio del jurado que ha elegido Happy Happy “por mostrar un retrato de la Europa contemporánea a través de la vida de gente ordinaria, por contar una historia edificante y sutil sobre seres humanos y por celebrar el amor y la calidez en las relaciones humanas como el pegamento que mantiene todo unido”.

En el apartado de interpretación nos parece justo el reconocimiento a la actuación de Michael Fassbender en Shame y también, como hemos comentado, al muy buen trabajo de Nadezhda Markina en Elena. Sólo discrepamos de los premios otorgados al director de Shame y a los conseguidos por Si no nosotros ¿quién?, pero es difícil coincidir al cien por cien con el jurado.

Del resto de galardones, comentar la unanimidad al elegir a The Artist como mejor película de la sección EFA (cualquiera de las que hemos visto en este apartado podría haber ganado la sección Oficial si hubiera competido allí, estamos hablando de The Turin Horse o Le Havre, por ejemplo, tal es el nivel de estas películas). Y, por último, nos alegra también el premio conseguido por la muy buena película de Andrea Segre, Shun Li and The Poet.

Esto es lo que ha dado de sí el Festival de Cine Europeo de Sevilla y sólo nos resta decir que esperamos estar de nuevo aquí el año que viene para contarles lo que ocurra en la siguiente edición.

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"Puentes y Sombras" dentro de poco tiempo en estas páginas

viernes, 11 de noviembre de 2011

ALPS (Alpeis de Yorgos Lanthimos, 2011)

Aclaración: Alps compitió en el festival de cine de 2011, pero también se pudo ver en el 2012 dentro del ciclo dedicado al cine griego. La siguiente reseña corresponde al certamen del 2011:

En la recta final del festival nos acercamos a ver otra comedia ligera que compite por el Giraldillo de Oro, la película noruega Siempre Feliz/Happy Happy (Sykt lykkelig de Anne Sewitsky, 2010). Muy divertida con una trama muy parecida a la de El Otro lado de la cama (Emilio Martínez Lázaro, 2002) pero en versión noruega y sin ser musical, aunque a punto de serlo: la música se encuentra muy presente a través de un peculiar coro y de un cuarteto que conduce la historia como se hacía en Algo pasa con Mary (There’s something about Mary de los hermanos Farrelly, 1998). Después, asistimos a la que nos parecía iba a ser la estrella del día, la película del griego Yorgos Lanthimos.



Alps es una cinta atractiva con un guión muy original, pero quizás lastrada por esa virtud. La excesiva singularidad del argumento, paradójicamente, no deja que el largometraje termine de ser redondo. Andamos dudando estos días de nuestro criterio, de si estamos buscando la perfección en los filmes que estamos viendo debido a habernos topado con una película perfecta (la muy citada The Artist), pero es que no podemos evitar que la trama de Alps tampoco consiga dejarnos satisfechos del todo:

La cinta griega narra las extrañas actividades de un grupo autodenominado Alpes. Son cuatro personas que se dedican a sustituir (por dinero) a hombres y mujeres fallecidos recientemente para rebajar en lo posible el dolor que supone para familiares y amigos la pérdida de un ser querido. Con un jefe estricto —y cruel con el que no cumple su cometido— el grupo se compone de personas que trabajan en hospitales y centros de emergencia sanitaria, lo que les facilita la búsqueda de posibles clientes.

Como digo, una trama no vista antes, que se tarda demasiado tiempo en entrar en ella al desarrollarse pausadamente, fiel a la tradición del buen cine heleno, y abusar del montaje paralelo. Pero su fallo no es ese, su error es el mismo en el que suelen incurrir algunas películas de este corte: la de rizar el rizo, la de darle la vuelta a todo. Nos parece peligroso para el resultado final querer ir más allá en una película que camina por la cuerda floja como una pelota de tenis rodando por encima de la red: a un lado se encuentra la genialidad, al otro el absurdo.

Casi lo mismo sucede con la parte técnica: observamos algunos problemas en el enfoque de la imagen y en los encuadres (algunos muy mal resueltos). Es cuando te entra la duda de si son efectos para acompañar a la trama original o de si no es más que una torpeza del director y sus ayudantes; mal asunto.

Alps es, ciertamente, una cinta para recordar, con más de un mérito en su haber, pero nos da la impresión de que se trata de una oportunidad perdida por esa obsesión de querer exprimir, de querer sacarle más partido a una buena idea de la que realmente tiene.


Ver Ficha de Alps.




Acabo de recibir una nota de prensa de la organización con el avance del palmarés del festival (sólo falta conocer los Giraldillos, habrá que esperar a mañana, a la clausura):

Me alegra mucho dar la siguiente noticia: The Artist ha ganado el premio por el que luchaba, el del público a la mejor película de la sección EFA.

Del resto de galardones, Tres veces 20 años, la comedia de Julie Gavras, se ha llevado el premio que otorga la Universidad

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"Puentes y Sombras" dentro de poco tiempo en estas páginas





jueves, 10 de noviembre de 2011

SHAME (Steve McQueen, 2011)

Vuelta a la sección Oficial nos encontramos con esta cinta inglesa tan premiada (varios galardones en el festival de Venecia), que no dejará a nadie indiferente, y que podría alzarse con el Giraldillo de Oro por algunos elementos muy conseguidos, a pesar que a nosotros no nos ha convencido del todo.



Y es que nos parece que la historia de la bajada a los infiernos de Brandon (Michael Fassbender, pedazo de actor) se queda sólo en la introducción, en una exposición de un conflicto al que no se le da solución y del que tampoco hay causa, al menos no explicada suficientemente.

Steve McQueen (director británico de color, inevitable que acuda a nuestra mente el carismático actor fallecido hace más de treinta años, ¡cómo pasa el tiempo!) propone una trama que se desarrolla en Nueva York donde un ejecutivo, que sólo se relaciona con las personas del trabajo, es adicto al sexo y guarda celosamente su adicción. Su enfermiza, pero controlada existencia, se ve alterada cuando llega sin previo aviso su hermana Sissy (Carey Mulligan, excelente también, no perderse la escena donde canta New York, New York a ritmo super lento). McQueen insinúa un oscuro pasado y enfrenta a los hermanos, y todo parece abocado al desastre.


La cinta, como decimos, destaca por algunos aspectos técnicos y por la interpretación de los actores principales, los que dan vida a los dos hermanos. Del apartado artístico nos gustaron los diferentes ambientes que maneja el director: el frío apartamento de Brandon, donde predominan los azules, los blancos y los grises; y los entornos más cálidos de algunos bares u hoteles donde se desarrolla la acción, con predominio del tono beis, o con filtros encarnados y marrones. También las espectaculares vistas desde las oficinas o las habitaciones de los hoteles, y los contrapicados desde la calle con el objetivo puesto en esos lugares donde se desatan las pulsiones sexuales del protagonista.

Sin embargo, a nuestro entender, la cinta falla en el desarrollo de la historia (historia desagradable, todo hay que decirlo). Un argumento que en el último tercio del filme recuerda por momentos a Eyes Wide Shut (Stanley Kubrick, 1999), pero que se queda en el planteamiento. Es una película que avanza poco y no lleva a ninguna parte. Da la impresión de que al guión le falta algo, no se sabe si los antecedentes, o la conclusión, o las dos cosas. Es lo que ha provocado la idea final que nos ha quedado de esta cinta: una intención -loable- de largometraje, más que un largometraje en sí.

Ver Ficha de Shame.



Pronto hablaremos de "Puentes y Sombras"... (y no es una película, aunque lo parezca)





miércoles, 9 de noviembre de 2011

LE HAVRE (Aki Kaurismäki, 2011)

De nuevo en la sección Oficial, ayer pudimos ver el filme de Julie Gavras (la hija de Costa-Gavras, el buen director griego), Tres veces 20 años (Late Bloomers, 2011), una comedia ligera que habla de la resistencia a envejecer, que tiene buenos detalles y una estructura muy parecida a las películas de Woody Allen. Con dos estrellas en el reparto: Isabella Rossellini (a medida que pasan los años por ella cada vez se parece más a su madre, Ingrid Bergman) y William Hurt, creemos que la cinta no tendrá problemas para distribuirse normalmente. Pero, como viene siendo habitual, la atención se centraba en un largometraje de la sección EFA que, una vez más, no nos defraudó:



La cinta de Kaurismäki narra una historia que tiene la solidaridad como tema central. El director finlandés aborda el tema de la inmigración ilegal con suavidad y construye una película donde brilla la forma y se declara optimista con el fondo. Lo hace siguiendo los pasos de la excelente Un Hombre sin pasado (Mies vailla menneisyyttä, 2002). Mientras allí, el personaje principal sufría amnesia después de que le dieran una tremenda paliza y de que le robaran todo lo que tenía, incluida la documentación, aquí es un joven inmigrante ilegal que quiere llegar a Londres, pero que desembarca en Le Havre (Normandía), el que necesita de la ayuda de los demás. Será un viejo limpiabotas, Marcel Marx (el protagonista absoluto de esta maravilla), el que se encargue de auxiliar al pequeño subsahariano acompañado de sus humildes vecinos: la camarera de un bar, la panadera y el frutero. Para conseguir que el niño llegue a Inglaterra tendrá que evitar a un comisario que anda detrás de él y a un confidente mezquino (encarnado por Jean-Pierre Leaud, el actor fetiche de Truffaut) y, además, deberá conseguir una cantidad enorme de dinero para pagar el pasaje clandestino.

En esta trama tan sencilla, con entorno y personajes propios de las obras de Marcel Pagnol, pero escrita por el propio Kaurismäki, destacan los diálogos directos y de pocas palabras. Son frases muy bien escogidas, de un humor sutil que configuran toda una filosofía de vida cuando las enuncia el anciano limpiabotas. Sentencias telegrafiadas que darán de lleno en el corazón de los personajes y provocarán las sonrisas del público. A la trama principal, Kaurismäki insertará pequeñas historias, como la de Marcel Marx y su mujer enferma, Arletty (¿es un homenaje a la gran estrella francesa de cine clásico?, puede ser porque el médico se llama Becker…), la del policía y la camarera, o la del viejo rockero y su pareja, muy bien hiladas con la historia principal que proporcionarán más peso a la cinta y aumentarán su calidad.


Pero hemos dicho que lo que brilla especialmente es la forma. El realizador ha conseguido un estilo muy definido, una manera de rodar muy personal. Algo difícil de encontrar hoy en día en el panorama cinematográfico. Ese para nosotros es su mayor mérito. En el cine de Kaurismäki las escenas se toman unos segundos en arrancar, la imagen queda estática y los personajes congelados (como si aún no hubiera llegado la orden de “acción”) una especie de introducción explicativa para poner en situación al espectador que, de esta forma, recibe toda la información que necesita acerca de lo que se está narrando, de lo que ha ocurrido anteriormente o de lo que está ocurriendo fuera de campo. La puesta en escena muy estudiada también ayuda a dar esa información. Es decir, recurre a la imagen, la enmarca y la presenta con toda la intención expresiva.

También es propio del estilo Kaurismäki los planos y contraplanos (a mí me recuerdan a Ozu) con los actores casi mirando a la cámara; y los encuadres desdramatizados de los rostros de los secundarios (los parroquianos del bar, por ejemplo) que reaccionan ligeramente ante algún cambio en la acción, ante algo que están viendo u oyendo. A veces, la cámara se convierte en una prolongación de la mirada de los actores (aquí el que nos viene a la memoria es Hitchcock). Como ocurría con el director británico en su etapa americana, las imágenes de Kaurismäki son muy limpias, muy bien iluminadas, de forma casi irreal, como si se estuviese filmando un sueño.

Para disfrutar del estilo de este estupendo director (uno de los mejores de Europa, sin duda) sólo hay que ver el arranque: una especie de corto con introducción, desarrollo y una inesperada conclusión que da pie a que la cinta vaya por un camino totalmente diferente al que en un principio parecía. Un comienzo que en sí es una pequeña obra maestra. Desde luego, como siga con este nivel, nos vamos a hacer adictos al cine de Aki Kaurismäki.

Ver Ficha de Le Havre







martes, 8 de noviembre de 2011

SI NO NOSOTROS, ¿QUIÉN? (Wer wenn nicht wir de Andres Veiel, 2011)

Ya lo decíamos ayer, después de ver una película como The Artist, lo demás va a parecer poca cosa. Así ha sucedido en esta jornada de proyecciones aquí, en el Festival de Cine Europeo. Primero asistimos a una desgarradora película, correctamente rodada, pero cansina por un tema tan reiterado que provoca rechazo. Nos referimos a la película irlandesa, pero de contenido y lenguaje bosnio, As If I Am Not There (Juanita Wilson, 2011). Como decimos, una buena película, cruda y violenta, muy bien interpretada por Natasha Petrovic (el parecido de esta chica con la otra Natasha, Kinski, en su juventud, es asombroso), pero con un tema recurrente que ya cansa como es la limpieza étnica y las violaciones en la guerra Serbio-Bosnia. De hecho la película parece una precuela de aquella excelente cinta, Grbavica (Jasmila Zbanic, 2006), que también pasó por este festival hace años. Una trama que confirma la obsesión —por otra parte comprensible— que, sobre todo las mujeres, aún padecen en ese país por el reciente conflicto. Un poco tocados por ese duro filme nos dispusimos a ver la cinta alemana de la Sección Oficial, la que más nos atraía de la jornada:



Andres Veiel dedica más de dos horas a presentar la génesis de la banda terrorista Baader-Meinhof desde un punto de vista cercano, pero exterior al grupo, al menos durante la primera parte de la película. Y es que la cinta germana se divide en dos películas muy diferentes y poco cohesionadas (fallo). El primer capítulo (el más atractivo) describe como el universitario Bernward intenta fundar una editorial con su novia Gudrun en los años sesenta, en pleno movimiento juvenil, crisis de misiles en Cuba, Guerra de Vietnam, etc. Para aguantar el tirón de los primeros gastos, la pareja decide editar la obra del padre de Bernward (un autor claramente nazi). Una paradoja, la de utilizar literatura de ultraderecha en una editorial que quiere cambiar el mundo a través de la revolución de izquierdas. Esta circunstancia (lo más interesante del filme, repito) afectará a la relación de los jóvenes con su familia y con sus amigos, y avivará la ya de por sí enrarecida situación sexual que había entre ellos.

Como vemos, una historia también con el trauma de la Segunda Guerra Mundial flotando en el ambiente, pero con cierta frescura agradable al estilo de —salvando las distancias— Tal como éramos (The Way We Where de Sydney Pollack, 1973); con Bernward más práctico, intentando ganar algo de dinero, y Gudrun más radical, más volcada en las ideas. La película se sostiene bien mientras el director aguanta la historia sin repetirse, con unos insertos de documentales de la época y buena música de esos años, es decir nada que no hayamos visto antes, pero eficaz durante, digamos, la primera hora.

A partir de aquí la película va bajando de interés hasta meterse de lleno en el mundo de los largometrajes aburridos que no hacen avanzar la historia o que la dilatan sin necesidad. Y, de repente, ¡zas!, el cambio, Gudrun resulta que era Gudrun Ensslin (la fundadora de la Baader-Meinhof) y aparece Andreas Baader como por arte de magia. Ella ahora es una violenta terrorista y Bernward un adicto al LSD. Así, sin anestesia, el director resuelve mal la transición entre los dos capítulos (y no nos valen los carteles de los años como elipsis artificial, hay que hacer algo mejor), pero lo más importante es que la trama sigue sin funcionar. El cambio de punto de vista de Bernward hacia Gudrun no resulta convincente; es más, confunde al espectador, al menos al español, o concretamente a nosotros. Y es que si en algún momento de la película se hubiera dicho claramente que esa historia era el antecedente del grupo terrorista quizás hubiera ganado en expectación. El aburrido desarrollo habría tenido un aliciente. O lo que es lo mismo, si el espectador se documenta en el tema, sabe quién es la familia de Bernward y quién es Gudrun desde el principio, o es alemán y conoce la historia reciente de su país, seguramente saldrá beneficiado y algo más contento que nosotros de la sala.

En definitiva, muy discutible el desarrollo de la película, no entendemos que una peculiar relación sexual sea el origen del grupo más violento de la ultra izquierda alemana —porque esa es la conclusión que hemos sacado—, y no nos ha gustado esa división en la estructura, no por la organización de la cinta sino por la continuidad de la acción que se parte en dos muy bruscamente. Todo esto es más que suficiente para, sintiéndolo mucho, no poder recomendar esta película.

Ver Ficha de Si no nosotros, ¿quién?







lunes, 7 de noviembre de 2011

THE ARTIST (Michel Hazanavicius, 2011)

Nos acercamos al ecuador del Festival y nos tememos que la última cinta que hemos tenido la suerte de ver, The Artist, ha dejado el nivel tan alto que difícilmente ninguna otra va a conseguir superarlo —ojalá nos equivoquemos—.



Estamos ante una muestra de cine puro, una sucesión de recursos cinematográficos muy difícil de ver juntos en una película actual. The Artist nos recuerda en cada metro de película que el cine es ese maravilloso arte que cuenta una historia con imágenes, que consigue transmitir al espectador lo que sienten los personajes, o lo que el director quiere expresar, con fotografías en movimiento. Cuando se explican puntos interesantes de la trama con planos detalles; cuando se aleja la cámara para descubrir elementos —ayudando a que el público participe en ese descubrimiento—; cuando las luces y las sombras apoyan o subrayan lo que se quiere narrar; cuando se incluyen en el encuadre objetos, o por ejemplo títulos de películas, que tienen que ver con lo que está sucediendo en primer término; cuando todos esos recursos puramente cinematográficos, y muchos más, se utilizan es que nos acercamos al cine con mayúsculas.

Y eso lo consigue el director francés Michel Hazanavicius con esta agradable sorpresa que es The Artist. El realizador se traslada a Hollywood, al final de la década de los locos años veinte, cuando el cine sonoro (las talkies) empezaba a dar sus primeros pasos. Hazanavicius recurre a una trama bien conocida, la de Ha nacido una estrella (recordamos la película de William A. Wellman, 1937, o el excelente remake de Cukor, 1954) mezclándola hábilmente con la historia que se cuenta, por ejemplo, en Cantando bajo la lluvia (Singin’ in the rain, Kelly y Donen, 1952) y logra un melodrama compacto, entretenido, delicioso. Pero, a diferencia del célebre musical, utiliza una paradoja que le sale estupendamente: narra los comienzos del sonoro con una película… ¡muda!


Sí, han leído bien, The Artist es muda y en blanco y negro (ya va siendo una costumbre en el festival, llevamos tres filmes en blanco y negro en tres días). El carácter silente del largometraje es lo que ha provocado que el director se haya estrujado los sesos para conseguir narrar sin necesidad de diálogos hablados —de ahí lo de cine puro—. Desde luego que lo ha conseguido y ha ido mucho más lejos cuando incluye elipsis narrativas que solo vemos en las películas clásicas, una música maravillosa que acompaña a la acción, toques de humor muy bien espaciados, y hasta un perro increíble (otro recurso narrativo ideal para una cinta muda) que hará las delicias de los espectadores.

Todo eso, que se nos antoja un continuo homenaje al séptimo arte, acompañado de dos actores muy bien dirigidos: el inspirado Jean Dujardin (se ha llevado de calle el premio en Cannes por esta película), encarnando a una estrella del cine mudo que bien podría ser Douglas Fairbanks, de hecho nos ha parecido reconocer algunas secuencias de las películas de acción del galán; y la simpática Berenice Bejo, a la sazón mujer del director. Ambos, Dujardin y Bejo, ya trabajaron en otra cinta juntos con Hazanavicius (la primera entrega de la serie OSS 117, una especie de parodia de James Bond).

¿Qué le falta entonces a The Artist? Por primera vez en mucho tiempo —aún estamos conmocionados— no se nos ocurre ponerle ninguna pega a esta maravilla (del nivel de aplausos que se llevó suponemos que se hará con el premio del público). Solo decir que The Artist es una película que gustará a todo el mundo, pero que el cinéfilo gozará por partida doble. Esta cinta, y otras que coleccionamos (nos haremos con ella en cuanto podamos), son las razones por las que amamos tanto el cine.

Ver Ficha de The Artist.







domingo, 6 de noviembre de 2011

THE TURIN HORSE (A Torinoi lo de Bela Tarr, 2011)

Segundo día de proyecciones, aquí en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, con mejores resultados que los de la pasada jornada. En la sección EFA, hemos podido asistir a la presentación de la controvertida cinta de Bela Tarr (ahora veremos que roza la obra maestra, a nuestro entender). Y dentro de la sección EURIMAGES (películas cofinanciadas con dicho fondo europeo) a la película italiana Shun Li and The Poet (Io Sono Li de Andrea Segre, 2011) donde el director acierta con una cinta que sabe mezclar bien el cine que viene de China y Japón con el más propio de su país; el drama con la comedia; y el ritmo pausado oriental con el más acelerado mediterráneo. Además, la historia de la amistad entre Shun Li, explotada por la mafia china, y Bepi, un pescador jubilado de origen yugoslavo, funciona estupendamente. Muy atractiva la cinta de Andrea Segre, pero quizás la estrella del día fue la cinta del director húngaro:



Bela Tarr, un realizador discutido por el público, con un cine minoritario, se atreve de nuevo con una película de ritmo pausado. El propio distribuidor de The Turin Horse nos presentó la película con un “Bienvenidos al mundo de Bela Tarr” muy significativo. Y es que estamos ante un cine para contemplar sin prisas, para darle tiempo a las imágenes que nos irán llevando poco a poco a configurar y entender la historia que el director nos quiere ofrecer. Nos parecieron poco afortunadas algunas de las palabras del distribuidor cuando animaba a la gente a salirse del cine si no conseguían meterse dentro de la película. No entendemos como se pueden tirar esas piedras contra su propio tejado, cuando lo más lógico habría sido explicar lo mucho que merece la pena asistir a toda la exposición, dejándose llevar por las imágenes, para obtener un resultado final —y global— muy satisfactorio.

La culpa de la sensación de haber presenciado una obra importante la tienen por supuesto los 30 planos (¡solo 30 en dos horas y media!) de The Turin Horse. Una maravilla fotografiada en blanco y negro, con todas las tomas organizadas y rodadas como planos secuencia, con el mejor de ellos situado en el arranque: un carro, del que tira un fatigado caballo, es conducido por un viejo de barba blanca en medio de una hostil tormenta de viento huracanado.


La trama tiene su origen en una conocida anécdota de Nietzsche: El pensador alemán en un viaje a Turín vio como golpeaban violentamente con el látigo a un caballo en plena vía pública. La reacción de Nietzsche fue abrazarse al cuello del caballo para pedirle perdón por ese mundo tan cruel. Después de mucho forcejear consiguieron que el filósofo dejara al caballo. Del pensador se sabe que a los diez años murió sumido en la locura, pero ¿qué le ocurrió al caballo? Esa es la excusa que utiliza Bela Tarr para comenzar esta narración austera donde un hombre y su hija se enfrentan a una especie de extraña Apocalipsis.

La fotografía tenebrosa del rutinario día a día de la pareja nos va llevando por donde quiere el director. Al principio, no parece ser más que el testimonio de la vida sencilla del anciano padre y su lacónica hija, pero poco a poco, ligeramente, esa rutina parece ir cambiando. Para ofrecer la solución final —y para que el público la comprenda— es necesario pasar por esa sucesión de imágenes pausadas y asistir en cada instante, a la ligera, pero impactante en su conjunto, evolución de la trama.


La película, decimos, roza la obra maestra y no la consigue por algunas secuencias que no cumplen con el objetivo final. Son escenas que no aportan nada nuevo a la narración (hay que tener cuidado con ellas en un filme tan pausado, no es necesario excederse en la contemplación cuando esa es la base de la propuesta fílmica) y, por tanto, sobran aunque estén muy bien rodadas.

No nos olvidamos de un elemento muy importante: la música. Con un tono envolvente, ayuda a subrayar la rutina en ciertas partes de la cinta, pero también proporciona un punto de tensión creciente y de suspense por el incierto final.

Para acabar, una noticia: nos anuncian la lista final de los nominados a los premios de la Academia de Cine Europeo (EFA). Para The Turin Horse hay tres nominaciones: la de mejor director, mejor fotografía y mejor música. No nos extraña en absoluto.

Ver Ficha de The Turin Horse.

sábado, 5 de noviembre de 2011

LOS MUERTOS NO SE TOCAN, NENE (José Luis García Sánchez, 2011); BEYOND (Svinalängorna de Pernilla August, 2010)

Arranca el Festival de Cine Europeo con resultado desigual para nosotros, aunque siempre interesante, después de haber visto dos películas muy diferentes. En primer lugar, acudimos al estreno en España de la esperada cinta de José Luis García Sánchez sobre un texto de Rafael Azcona: Los Muertos no se tocan, Nene, de la que hablaremos luego y que compite en la Sección Oficial. Más tarde asistimos a la proyección de un filme seleccionado para los premios europeos (sección EFA): Beyond. Hagamos un rápido comentario de esta lograda cinta:



Se trata de la ópera prima de la actriz Pernilla August. ¿Se acuerdan de ella en aquella estupenda película de Bille August, Las Mejores Intenciones, con guión de Ingmar Bergman? Seguro que lo tienen más claro si les digo que Pernilla August hizo de madre del pequeño Skywalker en la segunda trilogía de la Guerra de las Galaxias. Bueno, pues ahora se dedica a dirigir y lo hace estupendamente.

En su primera película, Pernilla August nos presenta una historia dura, durísima, sobre Leena, una mujer que no tiene más remedio que revivir su pasado cuando le comunican que su madre se está muriendo. De acuerdo a la mejor tradición del cine nórdico, la trama supone un viaje existencial hacia el pasado para superar viejos traumas de la niñez. La cinta salta en el tiempo constantemente siempre bajo el punto de vista de Leena, muy bien interpretada por Noomi Rapace, en un registro lejano al que le dio la fama (Lisbeth Salander en la trilogía Millenium).


Y es que el largometraje sueco se basa en las actuaciones de los personajes principales. Se nota la mano de la buena actriz Pernilla August en esa faceta más que en otras técnicas o de puesta en escena. La improvisación en secuencias que lo requieren, el trabajo con los niños (impresionante Tehilla Blad como Leena en la infancia) y las emociones en los rostros de todos y cada uno de los actores son buena prueba de ello. En resumen una estupenda película (cuidado que está seleccionada para los Oscar al mejor filme extranjero), eso sí, para ver con el estado de ánimo a prueba de bomba. Repito, muy buena, pero muy dura.


Ver Ficha de Beyond.



***

Y vamos con la película española, una pequeña decepción por la expectación que había generado en los medios. No es de extrañar este revuelo si tenemos en cuenta que la cinta está basada en una novela, en un guión no terminado, de Rafael Azcona, posiblemente el mejor escritor de cine que ha dado nuestro país, con películas inolvidables realizadas por Berlanga, Ferreri, Trueba y tantos otros. Y quizás lo mejor de la película sea la idea y los diálogos escritos por el guionista que nos abandonó hace tres años, ahora recuperados por García Sánchez, David Trueba y Bernardo Sánchez:



El abuelo se muere a punto de cumplir cien años y se desata un caos en la vivienda de Don Fabián: El hijo (también anciano) espera la comparecencia del alcalde para que le sea otorgado un nombramiento; mientras se prepara el velatorio acude un peculiar médico, se presenta un mendigo para gorronear en el convite, un técnico para instalar una televisión que compró el finado, los de la funeraria, parientes desahuciados por la familia y un largo etcétera de personajes a cada cual más extravagante y esperpéntico.

La trama, por tanto, va en la línea de las películas que hicieron juntos Azcona y Berlanga y, aunque deberíamos analizarla por sí sola, es inevitable compararla con aquellas excelentes películas. No somos nosotros los que caemos en esa trampa (porque lo es, ninguna película hecha ahora saldría bien parada en una comparación con Placido o El Verdugo, por ejemplo), sino el propio director y el equipo de producción que ha querido situarse en esos años rodando la cinta en blanco y negro y dejando que los actores interpreten como entonces (y pasándose en la sobreactuación la mayoría de ellos, salvo quizás Silvia Marsó y una estupenda Blanca Romero).

Entonces, lo sentimos, vista la cinta y recordando aquellas otras, la película de García Sánchez no sale muy airosa. Primero, porque parece que el director ha intentado acercarse a Berlanga, en el sentido literal. Mientras el genial realizador ya desaparecido proponía una puesta en escena basada en planos secuencia generales, donde un caos perfectamente estudiado ofrecía una historia ácida, García Sánchez opta por planos medios y primeros planos, dividiendo la puesta en escena, acercándose a los actores como en una serie de televisión (de hecho muchos de los profesionales vienen de ese medio; eso tampoco ayuda) rompiendo el ritmo caótico, señal de identidad del mundo visto según los ojos de Azcona. Mientras Berlanga organizaba la secuencia en profundidad (lo que sucedía en segundo plano era casi más importante que lo que pasaba delante) García Sánchez no logra esa yuxtaposición de objetivos y decide cortar el plano y presentar la acción separada. El resultado, repetimos, es una pérdida de ritmo en muchas partes de la cinta con el riesgo de caer en el aburrimiento -en el que cae muchas veces-.


Es decir, la cinta se queda en un intento de emular aquellas geniales películas donde el humor negro y la acidez presidían la historia (aquí también la presiden, pero con menos sutileza, demasiado explícito, quizás por no tener que luchar contra la censura). También se aproxima a la trilogía de La Escopeta Nacional, en el sentido de incluir las fuerzas vivas de la ciudad de provincias y sus teje manejes de reparto de influencias (aprovechando nombramientos del alcalde falangista o la fortuna de un empresario vasco), pero solo se queda en eso, en una aproximación.

Donde sale más afortunado García Sánchez es en la simbología y en el drama. La presencia del aparato de televisión —su molesta instalación—, nos anuncia nuevos tiempos, mientras, el difunto (un republicano encubierto) representa al pasado. Tampoco es casualidad que el primer programa que sintoniza esta familia en pleno velatorio sea un documento sobre el Valle de los Caídos.

La película, por tanto, podríamos calificarla como irregular: con buenos golpes, salpicados de diálogos del mejor Azcona, pero con una puesta en escena no muy acertada y un resultado aburrido por momentos. Casi se podría aplicar el título (los muertos mejor no tocarlos) al hecho de haber adaptado una historia de Azcona sin el propio guionista supervisando el proyecto.

Ver Ficha de Los Muertos no se tocan, nene.





jueves, 3 de noviembre de 2011

FESTIVAL DE CINE EUROPEO DE SEVILLA 2011

Puntual, como todos los años en la primera semana de noviembre, arranca el Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF’11). Ocho días (del 4 al 11) de repaso al mejor cine que se hace en el viejo Continente. Un certamen de referencia que agrupa cintas de calidad, películas de autor, documentales, cortos y demás material cinematográfico. Una fiesta para el cinéfilo en el corazón de Andalucía. Y nosotros tenemos la suerte de volver a asistir con acreditación de prensa, como corresponsal de muchocine.net, para contarles lo que da de sí el evento.



El SEFF, como decíamos en la anterior edición, es un festival vivo en permanente evolución. Continúa con ese espíritu, manteniendo las secciones habituales (ahora hablaremos de ellas), pero sorprendiendo con nuevas propuestas. De su extensa oferta de secciones y actividades destacan la atención que va a prestar el certamen al cine ruso. “Nuevo Cine Ruso (NCR)” es una muestra del último cine documental y de ficción producido en ese país con tanta tradición cinematográfica. Como parte integrante del interesante ciclo, habrá dos películas rusas compitiendo en la sección oficial por el Giraldillo de Oro. Mientras, de forma paralela, el festival homenajeará al director de cine Nikita Mikhalkov (autor de algunas muy recomendables películas como nuestra admirada Quemado por el sol y sus dos secuelas, y la también excelente Ojos Negros, entre otras),
el realizador estará presente en el certamen estrenando la tercera parte de su famosa trilogía y se podrán ver algunos de sus mejores filmes. Con “Russia in Short”, proyección de nuevos cortometrajes rusos, y la participación en el jurado de la sección oficial del director ruso Alexander Gutman (será el presidente del jurado) se completará la importante presencia del país de los zares en el SEFF.

Otras novedades en esta edición son: el reconocimiento a la obra del director israelí Amos Gitai, con una cuidada retrospectiva y la entrega del Premio de Honor del festival de este año; el homenaje a Nueva York por parte de Fernando Colomo, que además es el autor del cartel oficial de SEFF’11; y la mirada a los orígenes del séptimo arte, una sección nueva denominada Historia(s) del Cine (HDC), un regalo para los cinéfilos con proyecciones de documentales que tratan de la evolución del cine desde su creación.

Con respecto a los apartados habituales, prestaremos especial atención a la Sección Oficial (los que compiten por el Giraldillo de Oro) donde la esperada película de José Luis García Sánchez, Los Muertos no se tocan, nene (basada en la novela de Rafael Azcona) será el pistoletazo de salida. Nuestras preferencias también irán en otra dirección: la Sección EFA, la que reúne las mejores películas según la Academia del Cine Europeo. Cintas nominadas para competir en los premios anuales de esa institución. Allí se verán las caras directores tan importantes como Aki Kaurismaki, Milcho Manchevski o Bela Tarr, casi nada. Y no hay que olvidar que sus largometrajes lucharán por el premio del público, aquí en el SEFF.


En tono menor, pero también interesante, se sitúan las secciones EURIMAGES, películas cofinanciadas por el fondo europeo que lleva ese nombre; EURODOC, sección a concurso de documentales; y Eyes on Films (EOF), First Films First (FFF), dedicadas a las óperas primas que competirán por el premio al mejor director novel. Otros apartados como la habitual mirada al Panorama Andaluz, la atención al canal Arte, tanto en ficción como en documentales, las secciones Europa Junior, Tres culturas, Tarde de Toros, Short Matters (cortos aspirantes a los premios EFA), Mes de Danza, etc. Completan un programa que rebosa calidad y atrae por su diversidad.

Como es imposible verlo todo, nos centraremos en la Sección Oficial y en las cintas de la EFA (alguna película de EURIMAGES caerá). Lo haremos conscientes de que, probablemente, esta sea la única oportunidad de ver en el cine muchas de las películas que se presentan a concurso. Los problemas de distribución a los que se enfrentan directores y productores parecen insalvables hoy en día para la mayoría de ellos. Sirva de muestra un ejemplo: la ganadora del festival en la pasada edición (Son Of Babylon) acaba de estrenarse en España ahora, casi un año después. Del resto, salvo contadas excepciones, no hay noticias.

Al menos, para aquellos que no puedan acercarse a Sevilla, les prometemos que de algunas de las películas que se proyecten tendrán a su disposición, en estas páginas, una reseña; un testimonio de lo ocurrido en la gran pantalla a lo largo de esta semana mágica que ya comienza.



Ver la pasada edición: Festival de Cine Europeo de Sevilla 2010





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