domingo, 28 de agosto de 2011

SÚPER 8 (J.J. Abrams, 2011)

“Esta escena me suena”, frase repetida que acude a nuestra mente cuando ves la última cinta de Abrams, o de Spielberg que casi viene a ser lo mismo. Y eso que no es un remake, al menos no de un solo largometraje. Veamos:



Súper 8, se ha dicho hasta la saciedad, se trata de un ejercicio nostálgico destinado a recuperar el espíritu de aquellas excelentes películas de los años ochenta. Es un homenaje de Abrams a su jefe Spielberg —será pelota el tío— con constantes idas y venidas a varias de sus obras, ya sean dirigidas, escritas o producidas por el afamado realizador. Encuentros en la tercera fase, E.T. (la más evidente), Los Goonies, etc. vuelven a la pantalla —y a nuestra mente— para intentar hacernos cómplices del largometraje de Abrams y, de esta forma, aprobar la iniciativa. Sin embargo, no queremos entrar en el juego —aunque sea difícil resistirse— de este tramposo revival.

No lo hacemos desde el hartazgo de la falta de ideas que imperan el cine actual. Estamos cansados de que nos la intenten meter una y otra vez. Lo siento, pero queremos cosas nuevas. Lo reclamamos desde nuestro legítimo derecho, el que nos da nuestra posición de espectador que paga la entrada religiosamente. Para recurrir a los clásicos ya tenemos nuestras vías (gracias a Dios, si no nuestra afición estaría en grave riesgo de perecer).


Y es que la historia del “marciano” que quiere volver a su casa, del ejército/gobierno que quiere impedirlo y de los niños que andan por medio, ya está muy vista, al menos por nuestra generación; y ojo, hablamos como pertenecientes a ella, otros espectadores de otras edades que no hayan visto las películas de referencia pueden tener su punto de vista positivo, y si lo tienen es un tanto en el casillero del tándem Spielberg-Abrams y no tendríamos nada que decir al respecto.

Nosotros a lo nuestro: si no cuela la trama principal, menos aún las secundarias. Encima con el agravante de que los puntos de giros se encuentran muy mal disimulados en el académico guión, demasiado subrayados. La historia de la pandilla estereotipada (el gordito, el locuelo, el guapo protagonista, etc.) que acude a la amistad para alejarse de los problemas que tienen dentro de sus familias (Cuenta Conmigo, ¿recuerdan?) está demasiado trillada a estas alturas.

¿Podemos salvar algo de este deja vu, donde hasta la guarida del extraterrestre se parece a la de Alien? Sí, podemos. Hay algo que nos resulta especialmente atractivo dentro del empeño de Abrams de recordar al "mago". Curiosamente, su aproximación menos costosa en términos de presupuesto: la recreación del rodaje de películas caseras con una cámara de súper 8. Ahí consigue emocionarnos el director. Nos decantamos por esas secuencias, las de la filmación de un corto de zombies, una sesión de maquillaje, o una chica ensayando una escena de amor (estaremos atentos a la carrera de Elle Fanning). No son sólo homenajes a la infancia del propio Spielberg, son también un reconocimiento a la profesión, al propio cine en general. Por eso queremos terminar con una recomendación: si no se han cansando del refrito antes de tiempo, quédense a ver los créditos.


Ver Ficha de Súper 8.






martes, 23 de agosto de 2011

APPALOOSA (Ed Harris, 2008)

¿Es posible recurrir a los tópicos de un género y hacer algo original? Así presentado parece una paradoja, sin embargo Ed Harris ha conseguido responder afirmativamente a la pregunta con un estupendo western, de los de antes, pero realizado en la era pos-Sin Perdón (Unforgiven de Clint Eastwood, 1992) con seriedad y brillantez a partes iguales.


Y es que la cinta del actor -y ahora director- contiene todos los clichés del género, pero curiosamente esto es lo que le hace tan atractivo, pues cualquiera de ellos encaja muy bien en la trama:

Dos pistoleros (Ed Harris y Viggo Montersen) son contratados por las fuerzas vivas de un pueblo (Appaloosa) para acabar con el reinado del cacique Bragg (Jeremy Irons que últimamente parece encasillado en el papel de malvado). Nada nuevo a ese lado del Mississippi; en un principio, ya que pronto vemos que la cosa no es tan simple. Primero, porque aparece una mujer ligera de cascos (Renee Zellweger, sonrosada como una Peggy cualquiera y tan atrapa-hombres como la cerdita de Barrio Sesamo) que se interpondrá entre los dos amigos; segundo, por la intromisión de otra pareja de pistoleros; y tercero, por el carácter violento del propio Harris.


Todos estos personajes aparecen muy bien definidos, sobre todo los centrales. La pareja de pistoleros-agentes de la ley se presenta con un atractivo contrapunto: Harris se comporta de forma imprevisible, violento, pero con ganas de dejar su oscuro pasado y afrontar un presente no carente de incertidumbre; Mortensen es más tranquilo, juicioso, el que le guarda las espaldas a su amigo, pero también el solitario, quizás el eje de la cinta, aunque en principio no lo parezca (lo más original del redondo guión: ver como Mortensen se hace con las riendas de la película poco a poco).

Ambos pistoleros tienen en común el carácter crepuscular con el que son presentados en pantalla. Acierta el director en subrayarlo para hacer subir la calidad de la historia; ya se sabe: lo épico reina en el western y no hay nada mejor que recurrir a un par de amigos con tantas millas recorridas a caballo como aventuras y muescas en sus revólveres. Recordamos esa otra pareja de viejos vaqueros (Joel McCrea y Randolph Scott) que casi inauguraron el western crepuscular en aquel Duelo en la Alta Sierra (Ride The High Country de Sam Pekinpah, 1962) o los más comerciales —pero igual de atractivos— Newman y Redford en Dos Hombres y un destino (Butch Cassidy and the Sundance Kid de George Roy Hill, 1969), también pasados, ya de vuelta de todo.


La amistad, la venganza, los indios, el asalto al tren, los duelos, el saloon y la cabaretera aparecen sucesivamente por el buen guión (donde también colabora Harris) e, insistimos, lo hacen en su justa medida, con el ritmo adecuado, para encajar en la trama como un guante de pistolero o una espuela de vaquero.

Lo dicho, Appaloosa es un western de los de antes con el acento realista de ahora, donde el uso del paradigma no entorpece la épica del relato ni resta interés a los elementos que caracterizaron el género. Seguro que el lector aficionado a las películas del Oeste, que aún no la haya visto, se preguntará si la película tendrá ese final: el del pistolero cabalgando hacia un ardiente horizonte donde el sol se encuentra agonizando. ¿Lo tendrá? Véala.


Ver Ficha de Appaloosa.


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...